El Principal de Valencia acoge una representación de la Ópera de Pekin

Siguiendo con su amago de temporada lírica, el Principal de Valencia acoge a la extraordinaria Ópera Nacional de Pekin, en una actuación única mañana. Con muy escasa relación estilística con la ópera occidental, la de Pekin lo juega casi todo a la minuciosidad del gesto, que constituye en sí mismo un cierto código de comunicación preestablecido, integrando, además del cante y baile, elementos ajenos a nuestra tradición, como la mímica o la acrobacia.

Precisamente, en la enorme significatividad del gesto mínimo que caracteriza al conjunto de las variantes regionales de este tipo de ópera se inspirarían algunos dramaturgos y directores escénicos, como Bertold Brecht, para conceptualizar su obra. Espectáculo en estado casi puro, en general cuidado hasta la exasperación en todos sus detalles, el carácter deslumbrante de las creaciones de esta compañía tiene en ocasiones la dificultad de resultar poco inteligibles para el espectador ajeno a esta tradición. También en el Teatro Principal de Valencia, que encuentra en esta programación su gran semana, se presenta el musical Porgy and Bess (los días 5, 6 y 7), música de George Gershwin y libreto de Dorothy Heyward e Ira Gershwin, que llega de la mano de la compañía New York Harlem Theater. Se trata de la primera producción operística protagonizada por afroamericanos, lo que supuso en su tiempo, mediados de los años treinta, no pocas dificultades para sus autores. Tono vital Inspirada en un relato de Dorothy Heyward basado en un hecho real, del que saldría el personaje de Porgy, George Gershwin intentó una y otra vez dramatizar esa historia y ponerle música para producir un espectáculo, y tal era su interés por empaparse de la atmósfera de la historia que recorrió diversas iglesias, clubs nocturnos y reuniones religiosas en Charlestonville a fin de no traicionar el tono vital de su proyecto. Esta producción, coreografiada y dirigida por Baayork Lee, cuenta con la dirección musical de William Barkhymer y Chris Nance, en un escenario de Michael Scott con luces de John McLain y diseño de vestuario de Christina Giannini.