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BALONCESTO LIGA ACB

Vendaval azulgrana

Nacho Rodríguez dirigió magistralmente al Barça en la pista de Estudiantes

Robert Álvarez

El Barça se exhibió ayer en Madrid con tal aplicación y rotundidad que petrificó por momentos a Estudiantes. Sin Dueñas, lesionado, ni Djordjevic, que un minuto antes de dar inicio al partido se resintió de unas molestias en la rodilla, al Barça le sobró medio tiempo para despachar el compromiso. El despliegue de medios tampoco fue excepcional, pero con Nacho Rodríguez, Gurovic y Alston en vena de aciertos y con la sabia administración de recursos gestionada por Aito García Reneses, le bastó al Barça ante un Estudiantes que no llegó al aprobado ni en conjunto ni en apenas ninguna de sus individualidades.El inicio fue engañoso. Estudiantes le tendió trampas al Barça con una defensa punzante sobre sus flancos débiles; pongamos por caso, cuando el balón le llega a Alston antes de tiempo -es decir, de que puede jugársela en mínimas condiciones-, o cuando lo maneja Rodrigo de la Fuente botándolo en el cuello de la botella como lo haría un base en el medio de la pista. Entre eso y que Chandler Thompson se zambulló en el partido de una forma vertiginosa e implacable, el Barcelona tuvo que ir a remolque (19-9).

ESTUDIANTES 79

BARCELONA 92Estudiantes: Azofra (4), Thompson (19), Jiménez (16), De Miguel (14), Vandiver (9) -cinco inicial-; Reyes (6), Robles (8), Bárcenas y Martínez (3). Barcelona: Rodríguez (14), Esteller (6), De la Fuente (13), Rentzias (8), Alston (21) -cinco inicial-; Fernández (3), Gurovic (18), Junyent (7), Navarro (2) y Alzamora (0). Árbitros: Sancha, Hierrezuelo y Guirao. Excluyeron por cinco faltas personales a De Miguel (m.38), Junyent (m.38) y Azofra (m.40). Pista: Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Unos 10.000 espectadores. Novena jornada de la Liga ACB de baloncesto.

La puesta en acción de Gurovic, el progresivo dominio en el rebote y la aportación del banquillo azulgrana fueron haciendo mella en Estudiantes. Entre una y otra fase, y como es de obligado cumplimiento en un Estudiantes-Barça, se vivieron pasajes de un cuerpo a cuerpo a velocidad supersónica, muy agradecidos para el espectador y liberadores para los jugadores. Pero mientras que Estudiantes perdió el control del ritmo de juego, el Barça empezó a llevar las riendas a su antojo. En este sentido, la labor de Nacho Rodríguez resultó fundamental. Anotó cuando el Barça no encontraba caminos en ataque, demostró una complicidad letal con Alston y movió a su equipo siempre con buen criterio y con una correcta administración de los recursos del colectivo. Y todo ello, cuando delante se encontraba con uno de los bases que atraviesan por un mejor momento de forma como es Nacho Azofra. El conductor de juego estudiantil siguió una trayectoria idéntica a la de su equipo. Empezó muy bien pero fue perdiendo fuelle a medida que se agigantaba su oponente.

No duró gran cosa la fase de equilibrio (27-28), después de un último esfuerzo de Estudiantes hacia el final del primer tiempo con la entrada de Robles y un par de fallos infantiles, casi como corresponden a su edad, de Juan Carlos Navarro -el segundo base ayer del Barça-, además de una falta en ataque de Alzamora clamorosamente injusta y que resume todos los prejuicios arbitrales hacia los novatos.

Después de ese tirón esperanzador para Estudiantes, de un 32-41 al 39-45 con el que se cerró el primer tiempo, el partido se rompió de una forma prematura. El Barcelona le tomó dos pasos de ventaja a Estudiantes, ya fuera a la hora de adoptar posiciones en la trinchera, como en el despliegue ofensivo y no digamos ya en el contraataque.

Y en esas condiciones, Alston, Gurovic y Nacho Rodríguez sacaron a relucir lo mejor de su talento con una impunidad que por momentos llegó a lastimar el amor propio de Estudiantes: se puede perder pero nunca con esa sensación de haber claudicado sin haber gastado munición ni haber apretado las tuercas al máximo. Y en eso se gastaron los últimos 10 minutos de partido, después de que el Barça hubiera llegado a dominar por 20 puntos (55-75).

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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