La mujer frente a Dios y el hombre
J. M. O., Valencia Uno de los últimos fenómenos que ha deglutido el núcleo gitano es la expansión de la religión evangelista (conocida como "el culto" o la iglesia Filadelfia, nombre recogido en el Apocalipsis). Nacida a través de las Asambleas de Dios francesas, pertenece a las llamadas religiones de "carisma", basadas en una preponderancia en sus celebraciones de la emoción colectiva sobre el hieratismo litúrgico. Su desarrollo gitano se da en los años 70 y 80, "a través de las familias necesitadas y sus numerosos miembros que, paulatinamente, ejercen el proselitismo", afirma la antropóloga Carmen Méndez. El éxito es creciente y se adapta hábilmente a la idiosincracia del caló. Las severas normas morales del culto apartan al feligrés de la droga y la violencia. Como moneda de cambio, el gitano "del culto" rezuma ardor religioso y se da una errónea identificación de la gitaneidad con el evangelismo. La Comunidad Valenciana ha sido pionera en la creación de asociaciones evangelistas (24 en total) agrupadas en la federación Maranatha, con organización vertical y subvención propia. Según su secretario, Arturo Jiménez, "es un vehículo legal para el aspecto social del culto." La evolución de éste lo ha convertido, entre otras cosas, en lugar de encuentro "de respeto" entre jóvenes solteros. En él, como en todo en general, la mujer ejerce un papel supeditado al del hombre. No en el plano laboral, pero sí en el de vida social y asociativa.Pero surgen voces femeninas que reclaman cambios. Por ejemplo, informa J.J.M.Galiana, la de Alexandrina Da Fonseca, vocal de Anakerando, quien cree que "no era de recibo que no hubiera hasta ahora mujeres en los puestos directivos de las asociaciones (laicas), tenemos mucho que decir". Como en el feminismo indio, las reivindicaciones de la mujer gitana se centran en el plano vivencial y de acceso a los estudios, no en el sexual. El mantenimiento de la virginidad hasta el matrimonio, tributo a la propia familia por encima de al novio, no es puesto en solfa por ninguna joven. Ni siquiera por las pocas universitarias, como Remedios, de 24 años, que estudia Derecho en la Universidad de Alicante. "He elegido preservar mi virginidad, no ha sido imposición, aunque mi madre me ha transmitido su valor." Por otra parte, Remedios rechaza "la no creencia del pueblo gitano en su propia superación, que ha definido la ignorancia de la mujer". Los pasos son lentos, pero se dan. Milagros, de Valencia, acaba de comprometerse con 18 años, "perono es muy común, ya no nos casamos tan pronto. Y puede que llegue el día en que no sea una falta de respeto que la mujer fume en público. Aunque parece una tontería." No lo es.
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