El Circo Mundial desfila por el centro de la ciudad para anunciar su llegada

La capital recuperó ayer la tradición circense. Las majorettes, acompañadas de elefantes, trapecistas y payasos, desfilaron por el centro para anunciar que el Circo Mundial estará en la capital hasta el 13 de diciembre. La comparsa, que duró unas dos horas, contó con la sorpresa e incluso el enfado de algunos viandantes y conductores.La marcha comenzó a las doce de la mañana en la plaza de Las Ventas. Una acróbata subida en un trapecio montado en un carro encabezó el desfile. Después le siguieron seis elefantes con sus correspondientes domadores. Llamas y ñus completaron, junto con caballos enanos, el desfile animal. Los payasos, disfrazados de policías municipales y de bomberos, no pararon de hacer sonar las sirenas de sus vehículos. El desfile recorrió la calle de Alcalá hasta llegar a la plaza de Cibeles. De allí ocupó un lateral del paseo de la Castellana para, tras tomar la calle de Goya, volver al coso madrileño.

El director del circo, José María González, explicó que desfiles como el de ayer se hacían siempre cuando el circo llegaba a una ciudad. Era la manera antigua con la que los artistas daban a conocer a los vecinos que el espectáculo había llegado. "Es una de las tradiciones más bonitas que tenía el circo y que se ha ido perdiendo por culpa de los modernos medios de comunicación", explicó González, "pero, para mí, lo que es una auténtica pena es que una ciudad como Madrid no tenga un circo estable desde que la piqueta se lo cargó, allá por el año 1970".

El Circo Mundial lo componen 220 personas, procedentes de 24 países, y 110 animales. Una de las novedades de esta temporada es el fichaje de 15 tigres blancos americanos. Esta "joya del reino animal", según José María González, no se ha visto todavía en Europa. Las funciones, que comenzaron ayer, duran unas dos horas y media. El precio de las entradas oscila entre las 800 y las 3.000 pesetas.