Las autonómicas consagran como líderes a Ibarretxe y Arnaldo Otegi

La campaña de las elecciones autonómicas de 1998 ha lanzado a la palestra a dos nuevos líderes políticos nacionalistas: Juan José Ibarretxe, del PNV, y Arnaldo Otegi, de Euskal Herritarrok (EH). Ibarretxe ha tratado, en su discurso, de huir de la imagen de mero gestor y, sobre todo, de la dependencia de su partido, el PNV. Quiere presentarse como un futuro lehendakari político y para ello pretende ofrecer un discurso propio, basado en el europeísmo como fórmula de integración de los problemas que plantea el nacionalismo.

Pero esta campaña electoral ha sido, sobre todo, la de la consagración de Arnaldo Otegi como líder de EH. Otegi ha tratado de ofrecer una imagen moderada y, sobre todo, de autoridad dentro del disperso mundo de EH. En el campo del nacionalismo se empieza a apreciar en Otegi al interlocutor que necesitaba el entorno de ETA con otros partidos e instituciones para afrontar un proceso de pacificación. El Gerry Adams o el Yasir Arafat que venía reclamando el PNV.

Durante la campaña ha hablado en nombre de EH e incluso, en algún momento, en el de la banda terrorista, al señalar que ésta respetará los resultados del 25-O y no romperá la tregua sea cual sea el Gobierno vasco que se conforme. También ha esbozado un discurso político mucho más flexible que el que ha mantenido históricamente Herri Batasuna, ahora integrada en EH.

Su pasado en ETA, su etapa de exilio y sus seis años de cárcel le han otorgado la confianza de la banda y del entorno más duro de EH, acostumbrados a que en la anterior Mesa Nacional de HB militaran gentes muy alejadas de los avatares de quienes habían practicado la violencia.

Pese a la autoridad de Arnaldo Otegi en el mundo del entorno etarra, la banda tampoco ha querido perder su cuota de protagonismo en esta ocasión. Previsiblemente, como en anteriores elecciones, ETA se hará presente en esta campaña con la inminente publicación de un comunicado de apoyo a EH.