Arrestados tres pilotos militares en excedencia por trabajar en líneas privadas
Tres pilotos militares han sido arrestados y ocho son investigados por trabajar en líneas aéreas comerciales mientras disfrutaban de excedencia por paternidad. El jefe de la Fuerza Aérea, el teniente general Juan Antonio Lombo, les ha impuesto un mes y medio de arresto a cada uno por incumplimiento de las normas sobre incompatibilidades, una falta grave. Doce pilotos han obtenido en 1998 esta excedencia cuando lo habitual era un caso al año. La ley del Régimen del Personal Militar Profesional indica que los militares, como los demás funcionarios, tienen derecho a una excedencia voluntaria, no superior a los tres años, para atender al cuidado de cada hijo. La misma, al contrario que la de "interés particular", no requiere haber cumplido un mínimo de 12 años de servicio.
El Ejército del Aire cree que este sistema se está convirtiendo en una vía para que algunos se pasen a la aviación civil, en la que pueden ganar sueldos muy superiores. Once de los 12 que obtuvieron en el último año la excedencia por paternidad han empezado a trabajar en compañías privadas. Sin embargo, antes de lograrla, debieron firmar un documento comprometiéndose a no desarrollar ninguna actividad que menoscabara el cuidado del hijo. Los responsables del Ejército consideran que quienes entran en líneas comerciales lo incumplen. "Si es compatible trabajar y cuidar al hijo, deben hacerlo en el Ejército del Aire, que para eso les ha pagado el contribuyente", alegan.
La Fuerza Aérea estima que el coste de formación de un piloto de transporte asciende a 118 millones de pesetas y el de uno de combate a casi 200. Por eso la normativa vigente les impide abandonar voluntariamente el Ejército antes de un tiempo mínimo de servicio: diez años. La nueva ley, que se tramita en el Congreso, permite acortarlo, pero siempre que se indemnice económicamente al Estado.
A principios de esta década se planteó un problema similar: muchos pilotos lograron la baja automática y definitiva en el Ejército presentándose como candidatos a las elecciones. Una reforma cerró en 1994 esta vía al obligarles a reintegrarse a filas si no eran elegidos.
La diferencia radica en que ahora no existe la escasez de pilotos de entonces, dada la falta de horas de vuelo. Los responsables de la Fuerza Aérea alegan, sin embargo, que la cifra total, 730, está por debajo de lo previsto en los planes y que su plantilla debe mantenerse en ciertos límites, pues, en caso de necesidad, no puede improvisarse.
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