_
_
_
_
FÚTBOL LIGA DE CAMPEONES

El Barça le da vida al Bayern

El equipo azulgrana pagó su indolencia de la primera parte y perdió el liderato en Múnich

Ramon Besa

Trompicado desde la arrancada, de naturaleza frágil, espinazo muy liviano y juego desvertebrado, el Barça acabó por ceder en un mal día, justo cuando le invitaban a una victoria con estruendo, en Múnich y frente al Bayern. Fue demasiado equipo el alemán para el colectivo de Van Gaal, todavía muy tierno y voluble. Tirar medio partido le supuso esta vez firmar la derrota. La irregularidad del colectivo azulgrana era tan manifiesta, y la desconfianza que generaba tan notoria, que se sabía que no aguantaría su condición de invicto tanto en la Liga como en la Copa de Europa. Ha pasado el Barça de gobernar, de poder decidir la clasificación en un mano a mano con el Manchester, a dar vida a un tercero, el Bayern. Le favorece el factor campo. Poca cosa más. Necesita trabajar mucho y, sobre todo, aprender a madurar y a trabajar los partidos, más densos y competitivos en el torneo continental que en el español. Es el Barça demasiado voluble.

BAYERN MÚNICH 1

BARCELONA 0Bayern Múnich: Kahn; Babbel (Linke, m. 79), Jeremies, Kuffour, Lizarazu; Tarnat, Effenberg, Fink; Basler, Salihamidzic (Zickler, m. 79); y Elber (Jancker, m. 89). Barcelona: Hesp; Okunowo, Abelardo, Reiziger, Cocu; Luis Enrique (Zenden, m. 77), Xavi (Óscar, m. 86), Giovanni; Figo, Anderson y Rivaldo. Gol: 1-0. M. 45. Centro pasdo de de Jeremies desde la derecha, toca Elber de cabeza y el balón cae a pies de Effenberg que, totalmente sólo junto al palo, marca. Árbitro: Anders Frisk (Suecia). Mostró tarjeta amarilla a Babbel, Hesp, Óscar, Figo y Jeremies, que no podrá jugar el próximo 4 de noviembre en el Camp Nou por acumulación de amonestaciones. Campo: Estadio Olímpico de Múnich. Casi lleno. Unos 55.000 espectadores. Tercera jornada de la Liga de Campeones.

Más información
Pudo ser peor

Puso Van Gaal otra vez el futbolín en la cancha, y el Bayern manejó la partida a una mano. Resulta sobrecogedor comprobar que un plantel que rebosa talento individual no tiene contenido como equipo. Queda vacío de juego, víctima siempre de la esclavitud de la táctica, presa del rival. A Van Gaal siempre se le reprochó su falta de lucidez en la confección del equipo y su dificultad para corregir el partido cuando se enreda irremediablemente y provoca situaciones de espanto. No fue ayer una excepción.

Jugadores mal elegidos, futbolistas mal puestos, y el equipo que se pierde. No tuvo orientación. Falto de pies y manos durante largo rato, cedió la iniciativa al Bayern. Los alemanes puntearon el partido con gusto. Hitzfeld llenó el medio campo a conciencia y desvertebró al Barça: formó una defensa de cuatro, en lugar de alinear a tres centrales y dos carrileros, y sobre todo prescindió de un ariete (Jancker) para abrir la cancha con dos interiores de buen ver, Basler y Salihamidzic, que habilitaron con reiteración a Elber.

Únicamente la generosidad del delantero brasileño, la falta de puntería general del equipo alemán y el buen trabajo de Hesp en los remates a quemarropa dieron vida al segundo tiempo. Las ocasiones del Bayern gotearon de manera tan notoria que la lluvia cuajó justo en el descuento. Hasta seis veces seguidas repicaron en el marco azulgrana antes de que Effenberg consumara la ventaja alemana.

No tuvo ninguna solidez la zaga barcelonista, zarandeada por los costados y, de manera especial, por el flanco de Okunowo; le faltó consistencia y sobre todo control de juego a la línea de medios, que no supo cómo aguantar la pelota, y quedó la delantera en tierra de nadie, pues no conectó con Figo ni con Anderson, pese a que gozó de libertad condicional. El juego nació y murió en los pies de Giovanni, un futbolista que, alejado del área, ofrece la sensación de dominar el escenario. Falsa impresión. No es jugador para juntar líneas, pegar al equipo y dar sentido al partido.

Más que por un asunto de carácter individual, los azulgrana eran víctimas de un problema colectivo, así que, una vez roto el encuentro, cuando la pizarra y las órdenes de equipo ya no tenían sentido, se tiraron al monte. Y entonces el Barça intimidó. No sabe defender y, por tanto, sufre cuando no tiene la pelota. Todo lo contrario cuando maneja el balón. Nada novedoso si se atiende a que juega con un paquete de cinco delanteros, como cuando los equipos formaban con la línea de ataque en cuclillas: Figo, Luis Enrique, Anderson, Giovanni y Rivaldo.

El despliegue del Barça obligó al Bayern de Múnich a retroceder, a guardar el marco y buscar la contra a la carrera. Los papeles se cambiaron de un tiempo a otro. Atacaban ahora los azulgrana y se defendían los alemanes. Y en este debate la zaga local mostró una mayor entereza, una estructura más trabajada, unos automatismos que no tuvo antes la cobertura barcelonista. El buen físico de los alemanes les ayudó, además, a montar buenos despliegues. Quedó parado así un partido mucho más abierto, más lúdico, más bonito. Tuvo el Barça el empate al alcance. La fortuna le dio la espalda a Figo y también a Anderson, habilitado primero por Xavi, en una acción que resolvió Khan, y en un remate posterior al palo. Le faltó tiempo, juego y precisión para remontar y firmó una derrota especialmente dolorosa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_