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El Estado deberá pagar 7 millones a la familia de un preso asesinado

Samir Malouch, de 22 años y preso en la cárcel de Valdemoro, ha sido condenado a 12 años y seis meses de cárcel por matar de una paliza a otro recluso en los lavabos de esta prisión el 11 de septimbre de 1996. La víctima, Juan Francisco de la Cruz, sufrió un traumatismo craneoencefálico como consecuencia de los golpes. Además de los 12 años de cárcel por homicidio, Malouch también ha sido condenado a pagar siete millones de pesetas a la familia de la víctima. Sin embargo, al ser insolvente, ese dinero deberá pagarlo el Estado como responsable civil subsidiario. La responsabilidad del Estado la ampara el tribunal en la nueva doctrina del Supremo (caso Marey) y en el nuevo Código Penal.

Señala la Audiencia que si hubiese existido una mayor y más eficaz vigilancia dentro de las duchas de la cárcel se habría evitado la muerte de Juan Francisco de la Cruz. Los funcionarios argumentaron que en esa zona no existen cámaras de vigilancia para no quebrantar la intimidad de los reclusos. Precisamente por ese motivo, señala la Sección 23 de la Audiencia, debió haber más funcionarios de vigilancia en esa zona.

En el juicio, celebrado hace dos semanas, intervino un jurado popular. El jurado consideró probado que Malouch golpeó a su víctima hasta la muerte valiéndose de la ayuda de otro preso, que se puso en la puerta de los servicios durante la pelea para impidir que la víctima huyese de los golpes que recibía y evitar que los funcionarios interviniesen. Además, el interno incitó al homicida a cometer su brutal agresión: "Pégale, que es un cobarde y está jugando contigo". Este interno no ha sido juzgado en esta causa.

El abogado defensor solicitó en el juicio que se aplicase a su cliente la eximente incompleta de legítima defensa. Aseguró que su cliente no quiso matar al otro interno y que se limitó a defenderse de "de una agresión e insultos previos" de la víctima. Recientememte, la Audiencia condenó a otro preso, éste de Carabanchel, por matar de una cuchillada a un interno en la tercera galería por un asunto de drogas.

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