Herreros vuelve a iluminar al Madrid
Los 28 puntos del alero hicieron inútil el trabajo del Cáceres
La historia se repite. Día sí, día también. Machaconamente. El discurso del Madrid empieza a ser memorizable. Enseña momentos deslumbrantes, en los que llega a seducir, e impone un régimen dictatorial bajo los tableros. Pero de golpe y porrazo baja la guardia y se queda preso de una extraña somnolencia. Su rival, cualquier rival, se levanta de la lona y ve el cielo abierto. Ahora o nunca. La dictadura muere, la ventaja mengua y empieza otro partido. Ya no hay seducción. Es entonces cuando Clifford Luyk comienza a desesperarse ante tanta dadivosidad. El asunto se resuelve de manera automática: toca apretar en defensa... y encomendarse a Herreros. Las apariciones del que es, y así lo atestiguan los números, el mejor jugador de esta Liga, son demoledoras. Dice basta Herreros, afina la puntería y ahí mueren las penurias de los blancos. Y muere también la ilusión del rival, de cualquier rival. Herreros sólo hay uno y por eso el líder es el Real Madrid.
Real Madrid: Victoriano (3), Santos (4), Herreros (28), Tanoka Beard (11), Bobby Martin (8); Angulo (14), Struelens (8), Lasa (6) y Sergio Luyk (1)
Cáceres: Arcega (10), Montes (5), Paraíso (16), Dyron Nix (17), Tinkle (15); Doblado (3), Fernández (0), Paco García (4), Pedrera (2) y Reggie Jackson (3). Árbitros: Amorós, Fernández y Rosado. Excluyeron por cinco personales a Lasa. Lleno. Más de 4.500 espectadores en el Pabellón Parque Corredor de Torrejón de Ardoz (Madrid).
Pero la solvencia del grupo de Luyk no se mide sólo por los puntos de Herreros. No hay equipo con mayor poder bajo el aro. 42 rebotes capturó el Madrid por 26 del Cáceres. Esa diferencia debería haber resultado suficiente para construir una victoria estruendosa. Pero no. El cuadro blanco perdió 19 balones, por cinco de su rival. Es un dato disparatado, que dice muy poco en cuanto al poder de dirección de un equipo al que sólo Lasa maneja con cierto criterio.
La fortaleza de Tinkle y los puntos de Paraíso y Nix mantuvieron entero al Cáceres, que consiguió su mayor ventaja mediada la primera parte (15-22). Luyk cerró el grifo en defensa, donde propuso infinidad de soluciones. Se recompuso así el Madrid, que vivió el descanso con tranquilidad (44-36). No se vino abajo el Cáceres, pese a la pobreza de su banco, y el partido se movió en diferencias cortas. Hasta que a falta de 12 minutos, con 61-57 en el marcador, a Herreros le entró el arrebato. Clavó un triple, clavó otro, robó un balón y dio una asistencia. Se fue al banquillo entre el jolgorio general, pero tuvo que volver. El Cáceres achuchaba y el líder de la ACB, a día de hoy, no sabe estar sin Herreros, sin su líder.
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