Aquí pasa algo y es hora de debatirlo
Avanza como una tromba el problema del dopaje sobre el deporte profesional. El ciclismo ha tenido su cuota de escándalo en los últimos meses; el atletismo se ve sacudido con regularidad por noticias de prácticas ilegales; el fútbol es el nuevo escenario sobre el que llueven acusaciones y sospechas. Comenzó con un certero disparo del entrenador del Roma, Zdenek Zeman, que habló de la utilización extendida y abusiva de sustancias prohibidas en el fútbol italiano. Zeman tuvo la habilidad para lanzar su denuncia en el momento preciso, durante los turbulentos días que se vivieron en el Tour. Con todo el mundo sensibilizado por la magnitud del problema que se vivía en la carrera más prestigiosa del mundo, no había posibilidad de mirar hacia otra parte, como ha ocurrido tantas otras veces en el fútbol.Las consecuencias fueron inmediatas: intervinieron los jueces y la policía, se descubrieron fraudes en los métodos de los controles, se ocultaron positivos y se observaron oscuras connivencias en los máximos organismos del deporte italiano. El efecto expansivo es imparable. En Holanda, un ex médico del Twente admite que prescribió drogas prohibidas a sus jugadores durante los años setenta. Dos de ellos murieron por infarto a los 49 y 45 años. Jorge Valdano declaró a la cadena SER el pasado jueves que los jugadores aceptan cualquier cosa que se les diga, sin preguntar ni sospechar, obsesivamente interesados en mejorar su capacidad competitiva. "Sólo los médicos saben lo que los jugadores toman durante sus carreras", dijo Valdano.
Ahora que la sospecha del dopaje en el fútbol empieza a concretarse, es el momento de establecer un nuevo marco en el deporte profesional, la hora de iniciar un debate que permita soluciones saludables. No se pueden diseñar calendarios extenuantes sin un precio a cambio (el precio del dopaje); no se puede convertir a los futbolistas en cobayas; no es de recibo el silencio y la pasividad de los sindicatos de jugadores frente a decisiones muy graves que afectan a sus representados (los nuevos controles antidopaje, la sobrecarga del calendario, etcétera). No se puede pretender que no pasa nada y no hacer nada, mientras el estruendo del escándalo avanza como un ciclón.
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