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Entrevista:

"Liberar un esclavo costaba 3.000 pesetas en 1951 en el Sáhara Español"

El escritor Alberto Vázquez-Figueroa es un auténtico fenómeno literario. Nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1936, Vázquez-Figueroa ha publicado ya más de 40 libros y 17 guiones de cine. Entre sus obras destacan Manaos, Ébano, Tuareg y África llora. Vázquez-Figueroa acaba de publicar la novela León Bocanegra en la editorial Plaza & Janés. El escritor presentó su libro en Sevilla el pasado martes. Pregunta. Una de las cosas más terribles que relata en León Bocanegra es la dureza de las minas de sal. En el Imperio Romano enviar a alguien a trabajar a las minas de sal era la peor de las condenas. Respuesta. La sal es importantísima en África. En la época de León Bocanegra [siglo XVII] la sal era tan importante como el oro, sobre todo en África central. Esas minas de sal continúan así hoy en día, aunque no de una forma tan brutal. La mayoría de los esclavos que se siguen raptando en África son llevados a las minas del Chad. Estas minas las maneja una familia egipcia. Para llegar a estas minas te ponen dificultades enormes. Se sabe que allí trabajan esclavos porque si no fuera así, nadie trabajaría en esas minas. El viento arrastra la sal a los ojos y deja ciegas a las personas que trabajan allí. P. ¿Por qué le interesa tanto el tema de la esclavitud? R. Cuando tenía 11 años vivía en el desierto, en el Sáhara. Teníamos en casa un chico para todo. Cuidaba una especie de granja que teníamos. Era un negro inmenso. Tenía algo más de 20 años. Un día me lo encontré llorando de alegría. Me explicó que mi tío Mario le había prestado las 3.000 pesetas que necesitaba para liberar a la que iba a ser su esposa. Quería casarse con una chica, senegalesa como él, que era esclava. En 1951 liberar a un esclavo costaba 3.000 pesetas. P. ¿Pero había esclavos en el Sáhara Español en 1951? R. Sí. Las autoridades españolas lo sabían, pero lo procuraban ignorar. Entre los tuareg y los beduinos del desierto no podía existir la esclavitud legalmente. El esclavo podía denunciar a las autoridades españolas que era esclavo. Entonces el negro se iba libre, pero cuando tropezaba con un jeque de una tribu del desierto, le sacaban los ojos y lo mataban. Luego decían que era una maldición que había acabado con el esclavo liberado. Los jeques tenían una mafía para matar a los esclavos que habían pedido ser liberados. P. ¿Qué opina del papel de España con su colonia en el Sáhara? R. Fue una traición de dos ministros de Franco. Franco se estaba muriendo y no tenía las riendas. Un par de ministros se dejaron comprar por Hassan II. Se abandonó el Sáhara en contra de la opinión de los militares, de muchos políticos y del pueblo saharaui, que no quería caer en las garras marroquíes.

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