Huevos

Manolo Rincón es un cocinero con cara de no haber quebrado nunca un plato. Sí ha roto, sin embargo, muchos huevos (que juntando los sumandos alteraría el resultado y diría feo). Algunos por error. Los huevos, que parecen una cosa así como de andar por casa con pantuflas, tienen su arte. Diría, incluso, que su ciencia. Un huevo duro se distingue por su movimiento rotatorio. Un huevo duro es un ser atormentado tras la ebullición que gira alrededor de sí mismo sin saber parar a tiempo. (Ni pensar en los huevos duros que nos cruzamos cada mañana en el autobús, en la cola del pescado o en la sucursal donde hemos hipotecado hasta la gallina en pepitoria del año 2030). Las rotaciones distinguen al duro del que no lo es. Una mañana de despiste, a Manolo Rincón, el chef de Canal Sur, se le fue la mano sobre el huevo sin atormentar y la retiró hecha un pringue. Moraleja: las apariencias ovaladas engañan. En la presentación de la nueva temporada de Con sabor andaluz, que conducen Manolo Rincón y Pilar Rosselló, también hubo huevos. Más simplones y bobos -fritos-, para acompañar chanquetes (sorpresa) ¡japoneses!. Dijo el director de Canal Sur Televisión, Santiago Sánchez Traver, que el espacio se ha consolidado con buenos niveles de audiencia, aunque, a lo largo de 400 menús, ha fluctuado. Igual que los bizcochos cuando se deprimen, que se empeñan en menguar y te dejan la sobremesa convertida en un trapo. El realizador del programa, Luis Manuel Carmona, tiembla como un flan cuando hornean postres. Nunca saben si saldrán escuchimizados, como muertos de hambre, y deberán repetir grabación. Con los arreglos de Rosselló, que da consejos de estilo y decoración, pero con menos prejuicios y más continuidad que Isabel Preysler -dio tres y se fue-, no arriesgan tanto. Raro es que un centro de flores se deprima, así de buenas a primeras, y te chafe el programa. O que una caja decorada se atormente y comience a girar como una peonza. Aunque las sorpresas se agazapan en cualquier esquina. Aquí mismo, en el parque Amate, ha saltado un expediente equis con más similitudes con el cine gore (y casquerías varias) que con las brumas paranormales de la serie televisiva. O sea que el día menos pensado se enfada el mantel de la cocina, se pone a hervir y empieza a dar vueltas como un huevo duro atormentado.