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Los partidos estatales necesitan que vote más del 70% del censo para poder ganar el día 25

Miguel González

El resultado de las elecciones vascas del próximo día 25 dependerá, en gran medida, de cuántos electores acudan a las urnas. Así lo asegura el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, y así se deduce también del análisis de los resultados de las cuatro últimas elecciones celebradas en Euskadi. Con una abstención superior al 30%, la victoria de las fuerzas nacionalistas es casi segura. Los partidos estatales podrían ganar si votase más del 70% del censo.

Si el futuro del País Vasco se juega el día 25 en las urnas, el panorama no puede ser más desfavorable para los partidos de ámbito estatal. Las elecciones autonómicas son, tradicionalmente, las que peores resultados arrojan para dichas formaciones mientras que las generales son las más beneficiosas, seguidas de las europeas. Los vascos prefieren a las fuerzas nacionalistas cuando se trata de votar el Parlamento autónomo o las juntas generales, (diputaciones provinciales) mientras que priman a las estatales cuando eligen a sus representantes en Madrid o Estrasburgo.La clave no está, sin embargo, en que se produzca un trasvase de votos entre partidos estatales y nacionalistas, que sería en todo caso poco significativo, sino en que la fuerte abstención que registran las elecciones autonómicas castiga casi exclusivamente a las fuerzas de ámbito estatal, que ven cómo hasta un tercio de sus electores se queda en casa.

Si se comparan los resultados de las últimas legislativas, de marzo de 1996, con los de las autonómicas, de octubre de 1994, se observa que los sufragios obtenidos por las fuerzas nacionalistas (PNV, EA y HB) son prácticamente los mismos en ambas, aunque la diferencia de participación fue de 11,8 puntos. La conclusión es obvia: los 225.000 electores que votaron en las generales y se abstuvieron en las autonómicas eran casi en su totalidad votantes de partidos estatales.

El índice más alto de participación se da siempre en las elecciones generales (71,5% en 1996), mientras las autonómicas registran el porcentaje más bajo de afluencia a las urnas (59,7% en 1994), si se exceptúan las europeas, a las que los electores otorgan poca trascendencia.

Calentar la campaña

La única esperanza que tienen socialistas y populares de evitar una victoria nacionalista es movilizar a su electorado para que acuda a las urnas el día 25 cómo lo haría en unas elecciones generales, venciendo su tradicional abstencionismo de las autonómicas. Ello obligará a ambos partidos a calentar la campaña, en tanto que los nacionalistas cuentan con la tranquilidad de saber que sus electores no precisan de un estímulo especial para votar.En las últimas generales, el PP y el PSOE lograron el 42,6% de los votos en Euskadi, mientras que en las autonómicas se quedaron en el 33,7%. Los nacionalistas, de su lado, tuvieron el 46,2% y el 55,4% respectivamente.

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Para contestar a la pregunta de si la mayoría de los vascos son nacionalistas hay que tener en cuenta no sólo qué elecciones se toman como referencia, sino también dónde se sitúa Izquierda Unida. Si se la incluye entre los partidos de ámbito estatal, habría que contestar que la mayoría de los vascos (52%) votaron no nacionalista en las últimas elecciones, las generales de 1996. Si, por el contrario, se considera que IU es en Euskadi una fuerza nacionalista, pues apoya la autodeterminación y ha suscrito la Declaración de Lizarra, la mayoría absoluta de los votos (55,6%) se inclina del lado nacionalista.

En todo caso, cuando se baja del 70% de votantes, lo que sucede en casi todas las elecciones salvo las generales, la mayoría nacionalista es indiscutible, aunque se sumen los votos de IU a los del PP y el PSOE. En las elecciones a juntas generales de 1995, con 8,2 puntos menos de participación que en las legislativas de 1996, los partidos estatales tuvieron un 28% menos de votos y los nacionalistas un 3,9% más. En las autonómicas de 1994, con 11,8 puntos menos de participación, los estatales perdieron el 39% y los nacionalistas ganaron el 0,2%.

La excepción de Álava

Las diferencias entre territorios no son desdeñables. Incluso sumando los votos de IU a los nacionalistas, el PP y el PSOE han ganado todas las elecciones en Álava, salvo las de juntas generales, donde el resultado depende del bloque en que se sitúe a la coalición de Julio Anguita. Lo mismo, en sentido contrario, sucede con Guipúzcoa, donde los nacionalistas siempre pasan del 50% de los sufragios. En Vizcaya, los partidos estatales habrían ganado una vez las generales, sumándoles los votos de IU.El hecho de que Álava, la provincia de menor población, tenga en el Parlamento vasco tantos escaños (25) como Guipúzcoa y Vizcaya favorece a los partidos estatales. Sin embargo, la distorsión que ello representa no ha sido hasta ahora significativa. En las últimas autonómicas, PP y PSOE tuvieron el 33,7% de votos y el 37,3% de escaños; los nacionalistas, el 55,4% de votos y el 55,2% de escaños; e IU, el 9% de votos y el 8% de escaños. Lograr que más del 70% de los electores acudan a votar el día 25 es difícil, pero no imposible. En 20 años de democracia, este listón se ha superado cinco veces: generales de 1977, 1982, 1993 y 1996 y autonómicas de 1986. Sólo en las primeras generales y en las últimas (si se incluye a IU en el bloque no nacionalista) ganaron los partidos estatales. En las elecciones vascas de 1986, las autonómicas de mayor participación hasta ahora, la victoria nacionalista fue aplastante, pero de ello hace ya 12 años.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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