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CRISIS FINANCIERA MUNDIAL

Pendientes del Capitolio

El liderazgo mundial de Estados Unidos en la actual crisis financiera afronta esta semana una prueba de fuego. El próximo viernes, el Congreso suspende sus sesiones para abrir la campaña electoral de noviembre. Antes de ese día, el presidente Bill Clinton debe conseguir que el Congreso apruebe aportar al Fondo Monetario Internacional (FMI) los 18.000 millones de dólares (2,5 billones de pesetas) pendientes y que son la clave para abrir el grifo que permita al Fondo acceder a una cantidad aún mayor de dinero. Si no lo consigue, después sólo sería posible hacerlo en una sesión extraordinaria, algo absolutamente inusual y que pocos consideran posible.Bill Clinton desplegó durante la pasada semana una intensa campaña de presión sobre el Congreso. Hizo una dramática declaración pública pidiendo el voto favorable para la concesión de los fondos y explicando a empresarios y trabajadores que su futuro depende de que el resto del mundo vaya bien. Previamente, el Fondo Monetario Internacional había presentado un lúgubre informe sobre las perspectivas de la economía mundial. Todos estos días, el secretario del Tesoro estadounidense, Robert Rubin, ha repetido machaconamente el mismo mensaje.

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Pero el Ejecutivo de Estados Unidos está aquejado de una profunda debilidad que la mayoría republicana del Congreso está aprovechando a conciencia. Además del escándalo Lewinsky, que sigue siendo el gran tema en los medios de comunicación estadounidenses, los coletazos de la crisis financiera internacional han erosionado al conjunto del equipo económico. Especialmente la estrepitosa caída del fondo de cobertura Long-Term Capital Management (LTCM), que ha golpeado al intocable presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, al que una comisión del Congreso sometió a un duro interrogatorio por su papel de coordinador de la operación de rescate.

Robert Rubin, ex banquero en Wall Street, que ha disfrutado durante largo tiempo del respeto de la clase política y, sobre todo su adjunto, Lawrence Summers, están también actualmente bajo sospecha. Los republicanos les acusan de haber apoyado las políticas del Fondo Monetario Internacional que han costado dinero público y han agravado la crisis económica de los países asiáticos y de Rusia.

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