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Entrevista:FÚTBOL: ENTREVISTA

"La furia es el concepto que debe recuperar la selección"

Es un entrenador diferente, siempre vinvulado a los misterios, a los gestos de personalidad, a las reacciones inesperadas. Pero Luis Aragonés, de 60 años, ha realizado en los dos últimos meses el más difícil todavía: dejó el Betis en plena pretemporada argumentando unos problemas particulares que aún hoy se resiste a desvelar y, sobre todo, semanas después, en una acción sin precedentes en el fútbol español, renunció a dirigir a la selección nacional. Poco le importó rechazar una oferta de 200 millones de pesetas libres de impuestos en dos años. No lo vio claro, ni el cargo en sí ni lo que lo rodeaba, y dijo que no. Así de simple.Pregunta.Se acumulan los misterios en torno a su persona.

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Respuesta.En este país no entendemos que un entrenador se marche sin que le echen. Son decisiones difíciles de tomar, que se maduran y una vez que se toman ya no se piensa más en ellas. Y que se justifican en causas particulares que nunca voy a descifrar.

P.No revelar las causas contribuye a disparar la rumorología.

R.Es que a la gente le gusta mucho especular. Y en lo del Betis, hasta Lopera ha especulado. Deberíamos ser más respetuosos con las decisiones de cada uno. Eso sí, aclaro para los malpensados que esas causas particulares no tienen nada que ver con mi vida privada.

P.Lopera dice que, dado el odio que le tenía el beticismo, no podía seguir en Sevilla.

R. Qué va, no es así. Respeto a Lopera, pero no comparto lo que dice. Ni sé por qué lo dice. Yo me marcho seis días después de empezar la pretemporada, pero ya lo había hablado durante el verano con el presidente. P. ¿La plantilla estaba confeccionada a su gusto?

R. Hoy en día, los entrenadores no pueden tener un equipo completamente a su gusto. Pero todos los jugadores que llegaron al Betis estaban, aunque no en primer lugar, en mi lista de preferencias. Bueno, menos Denilson, que ya lo tenía asumido y no era un hombre mío.

P. ¿Qué culpa tiene usted en el deterioro actual del Betis?

R. Ninguna. Parece que se me quiere achacar algo, pero yo me fui el día 20 de julio. Los siete días posteriores a mi marcha, puede que tuviera algo que ver. Pero han tenido dos meses para trabajar.

P. ¿Tiene relación su no al Betis y su no a la selección?

R. No. La Federación me hizo una oferta cerrada, hasta en el nombre de mis ayudantes, no me gustó y dije que no. Luego, abrió las condiciones, pero medité y también dije que no. No es lo mismo ser seleccionador que entrenador de club: la responsabilidad del cargo, el tiempo, qué te permiten los clubes... Además, la Federación no hizo bien las cosas.

P. Habría sido el mejor broche a su carrera.

R. Yo no creo en los broches. Ser seleccionador es un puesto tremendamente complicado, de gran responsabilidad. La mayoría ni lo piensa, dice allá voy. Mi corazón me decía que sí, pero la cabeza, no. Sé lo que conlleva ese cargo, sé el comportamiento de los clubs, sé el propio comportamiento de la federación, sé que no hay tiempo para trabajar... Decido que no.

P. ¿No se sintió capacitado para sortear esos obstáculos?

R. Sí, pero las cosas hay que meditarlas. La gente dice que sí con una facilidad impresionante, y es más complicado. El cargo es de una responsabilidad grande. Yo me sentía capaz, pero dije que no.

P. ¿Sopesó el conflicto ambiental que rodea a la selección?

R. No demasiado. Se mide todo, pero lo que más influyó es mi respeto por esta profesión.

P. ¿Tuvo la sensación de que la federación, en realidad, actuaba forzada, que creía más en Clemente que en usted?

R. Esa impresión ha dado, no cabe duda. Lo pensé, pero tampoco ha tenido mucho que ver en mi decisión.

P. ¿Y su teoría de que se exagera el potencial del fútbol español?

R.Sí, no es real. Está supervalorado. El fútbol español tiene que demostrar todavía que está ahí. Es un buen fútbol, pero a nivel de selecciones no estamos para incluirnos entre las grandes potencias. Pero como esto se ha convertido en un negocio, se exagera. Siempre hemos tenido buenos jugadores, pero nunca se hace nada.

P. ¿Qué cualidades faltan?

R.Haría falta tiempo de trabajo, pero eso es imposible. Lo mejor sería respetar nuestra idiosincrasia. Cada país tiene una forma de vivir y el fútbol se tiene que comportar así. Italia ha ganado tres campeonatos del mundo con el catenaccio y es una potencia. Es su fútbol. La idiosincrasia argentina es una y siempre la respeta. Y Brasil tiene la suya y España, también.

P. ¿Cuál es?

R.El fútbol español nunca ha sido exquisito. No hay por qué empeñarse en que lo sea. No puedes ir contra los rasgos distintivos de un país. La furia ni era un tópico, ni era un capricho. Cuando se le colgó ese cartel por algo era. Y la furia es el concepto que debe recuperar la selección.

P. Pero sí hay una generación de futbolistas que han cambiado esa imagen. R. Nos hemos dedicado a decir que la tenemos que tocar muy bien. Pues no. No somos un fútbol de tocarla muy bien. Tendremos una hornada de 10 futbolistas o 12 que la pueden tocar bien, pero todos no pueden jugar juntos. Y además se está viendo. Lo que pasa es que aquí sale un jugador y en año y medio le hacemos el mejor de Europa. Y no es así. Es un problema comercial, la necesidad de vender de algunos medios. Y además nos hemos metido profesionales a comentar, que es una vía para ganar dinero, y decimos cada cosa...

P. ¿Y qué pasa con el aficionado que reclama el buen fútbol?

R. Hay un tema lapidario. Hablamos de fútbol, de la Liga de las estrellas, pero el fútbol no gusta. Gustan los colores. No sé para qué se vende tanto espectáculo si luego el fútbol no gusta. La gente sólo va al campo para ver a su equipo.

P. De llegar al cargo, ¿habría hecho una revolución?

R. No me planteé una revolución, porque es muy difícil. Pero sí, las estructuras necesitan una reforma total. En cuanto a nombres, no tanto. En realidad, los gustos de todos son los mismos, varían en tres jugadores todo lo más.

P. ¿Qué jugadores le gustan?

R. Me están gustando algunos jóvenes. Iván Pérez me parece un jugador impresionante. Y luego los Kiko, los Raúl, los Alfonso...

P. ¿Por qué todos los buenos suelen ser hoy medias punta?

R. No es del todo así. Lo que pasa es que el jugador, en su egoísmo, piensa que el media punta recibe más el balón, está más cómodo y busca ese sitio. Pero las condiciones de cada uno deben prevalecer. Yo tuve a Mijatovic en el Valencia, que quería jugar de centrocampista, pero era un punta, punta inapelable. Al final lo asumió y mira cómo le va.

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