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Siguen lloviendo títulos

El deporte español ha logrado, sin acabar el año, cerca de 40 entorchados mundiales o europeos

La selección de fútbol fracasó en el Mundial de Francia. Pero siguen lloviendo títulos. El Real Madrid, por ejemplo, volvió a ser el rey de Europa. El deporte español ha logrado ya cerca de 40 entorchados mundiales o europeos en las máximas categorías cuando aún faltan tres meses para finalizar el año. La inercia victoriosa continúa. España se ha instalado en el éxito con un nivel internacional muy apreciable. Lo que hace años parecía imposible se ha conseguido. Ya no cabe conformarse con el triunfo aislado, la chispa individual, el genio hispano, que tapaba, en realidad, las carencias enormes en planificación, razonables medios técnicos y aprovechamiento humano, en la línea de los países de nuestro entorno.El trabajo hecho para los Juegos Olímpicos de Barcelona hizo el milagro, que no era tal, sino la consecuencia lógica de lo que debería haberse hecho mucho antes. Y como España no es diferente del resto del mundo (el tópico se ha utilizado demasiadas veces en el pasado para justificar lo que estaba sin hacer), pues también ha asimilado la mejoría. Suele decirse que lo difícil no es llegar, sino mantenerse, pero en el caso español, con mimbres suficientes para ambas cosas, lo que le faltaba era dar el salto y quitarse el complejo de que nuestros atletas sólo eran capaces de improvisar y aprovechar la furia para lograr éxitos. Desde Barcelona se demostró que no hacía falta la lotería para vencer, sino mejor preparación científica ante campeones extranjeros no tan diferentes.. España, aparte de los deportes muy minoritarios en que habitualmente se han ganado títulos que al final casi pasan inadvertidos, ha añadido también la astucia de meterse en otros de menor nivel general para alcanzar la élite rápidamente, pero que pueden ser rentables en medallas tan válidas para el recuento grande como las más importantes. Es el caso del taekwondo, por ejemplo, el arte marcial coreano, que será deporte olímpico oficial por primera vez en los Juegos de Sydney 2000. Tras Corea del Sur, España es la gran potencia. La lástima es que el karate no esté en el programa, pues sería otra gran baza como demuestra año a año. A dos años del nuevo gran examen, el panorama permite seguir soñando con las 20-25 medallas que colocan a España en un puesto de privilegio, por detrás sólo de las grandes potencias.

Atletismo, balonmano, ciclismo, gimnasia (Carballo y el conjunto de rítmica), judo (siempre las chicas), waterpolo o tenis (especialmente deslumbrante este año), continúan siendo apuestas seguras de podios. Y no sólo de oros. Como en otras modalidades, que también han conseguido medallas de plata y bronce, o puestos de honor, entre los seis primeros, en los campeonatos mundiales o europeos de este año. En balonmano, por ejemplo, aparte de los títulos de clubes, el subcampeonato continental de la selección; en hockey hierba, la plata mundial, y en baloncesto, con sendos quintos puestos en los Mundiales femenino y masculino (el segundo, sobre todo, tras una larga caída libre), y los dos campeonatos europeos júnior, con lo que supone de futuro prometedor. No es el único caso, pues en los mismos deportes con éxitos en las categorías absolutas continúan los de escalas inferiores. Es el mejor ejemplo de que el trabajo de cantera cunde. La selección de fútbol grande falló, pero los sub 21 fueron campeones de Europa.

Y aún quedan medallas o títulos que se pueden conseguir. La próxima semana, los Mundiales de ciclismo, con Olano en la contrarreloj, sobre todo, o los de esgrima, con Taymí Chappé en espada, podrían seguir la racha. Y el ajedrez masculino, que sigue invicto en la Olimpiada actual. La vela sólo ha sumado este año una medalla de plata en el Europeo de soling, con Luis Doreste, Domingo Manrique y David Vera, pero sigue siendo una apuesta firme. Y el piragüismo, que logra ya medallas, dos bronces femeninos en los Mundiales, después de un largo paréntesis tras la época gloriosa de Herminio Menéndez.

Aunque también sin títulos, el motociclismo y el golf mantienen su cuota de éxitos parciales. Y se ha mejorado en deportes donde España estaba a años luz de la élite, como el squash. La inercia general incluso está llevando a eso, aunque aún quedan agujeros, como el vapuleado rugby, por ejemplo.

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