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Suspendido el juicio contra el falso capitán, en huelga de hambre desde hace 21 días

Dice que tiene 54 años, pero nació en 1941. Se hizo pasar por capitán de fragata, capitán de navío y coronel del Cesid, pero jamás tuvo rango militar. El capitán Timo ya no lleva uniforme ni viaja en Rolls-Royce. José Manuel Quintía Barreiros lleva tres semanas en huelga de hambre en protesta por sus más de dos años de detención, acusado de una supuesta estafa a varias empresas. Quintía, que según el relato del fiscal simuló ser intermediario del Ministerio de Defensa para estafar 1.300 millones, consiguió ayer que se suspenda el juicio en su contra al retirarle la confianza a su defensor.Para otro momento quedaron los 144 testigos que desfilarán por el tribunal durante el mes que, se prevé, durará el proceso oral. El nuevo juicio no tiene fecha cierta.

El falso militar, junto a otros nueve acusados (el décimo no se presentó por una enfermedad cardiaca), se sentó en el banquillo y escuchó, con la cabeza baja, una decena de cuestiones preliminares planteadas por los abogados.

La audiencia sólo duró dos horas. Terminó abruptamente cuando el avezado estafador gritó al presidente de la Sección XV de la Audiencia de Madrid: "Usted no puede privarme de tener un abogado particular". Dos policías lo sacaron de la sala. Eran las 14.15.

Quintía se presentó en el juzgado con gafas oscuras y la barba prolijamente arreglada. Llevaba una botella de agua en cada mano, vestía pantalón vaquero, calcetines blancos y mocasines recién cepillados. Una médica forense certificó que su salud era "aceptable". No tiene familia conocida. Pasa sus días en la cárcel de Valdemoro y se enfrenta a una acusación fiscal de 10 años de prisión por falsedad y estafas reiteradas.

El hombre tiene experiencia en cárceles y juicios. El abogado Juan Martín de Aguilera ha sido su eterno defensor. "Llevo unos quince años defendiéndole", cuenta. "Tuvo muchos procesos de este tipo, pero esta vez está convencido de que han montado una trama en su contra", asegura.

Otro de los imputados, Manuel Prieto López, tiene 79 años, se presenta como general y no parece preocupado por su situación procesal. Se considera amigo de Quintía y admira su inusual forma de ser. "El hombre tiene doble personalidad. Posee una capacidad asombrosa para ganarse a la gente. A mí me tenía obnubilado aun después de saber que era un mentiroso profesional", reconoce Prieto López, también acusado de participar en la increíble trama urdida por Quintía.

"Hasta convenció al confesor del Rey con sus inventos. Es un hombre especial. Tenía buenas ideas y dinero de sobra", agrega.

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