El agua repara los males y la Real vuelve a ganar al Sparta
La Real logró su objetivo y resolvió la eliminatoria con el Sparta de Praga con suma comodidad. La ventaja que atesoraba (2-4 en la ida) fue insalvable para el equipo checo, que no consiguió incomodar apenas a los donostiarras. El mal estado del terreno de juego jugó a favor de éstos. El balón botaba levantando un litro de agua y se frenaba en seco. El campo estaba impracticable. Los jugadores no sabían si realizar una arrancada o detener la carrera.Fue un espectáculo nulo e imposible. El juego estuvo mediatizado por el agua, que no cesó de caer durante todo el partido, de tal suerte que se escenificó un repertorio de pases largos y despejes al cielo.
Dos centrales marcadores, los checos Gabriel y Jiri Novotny, persiguieron sin descanso a Kovacevic y De Paula. Esta ceñida estrategia liberaba al conjunto del Sparta para actuar con cinco futbolistas en el mediocampo, donde pretendían triturar al adversario con una presión permanente. En el ánimo de los visitantes obraba el propósito de marcar un gol pronto y, con ello, coaccionar e intranquilizar a los donostiarras. La tentativa se vino abajo de inmediato, en cuanto la tupida cortina de agua inundó la pradera de Anoeta.
REAL SOCIEDAD 1
SPARTA DE PRAGA 0Real Sociedad: Alberto; Fuentes, Loren, Antía, López Rekarte; Gómez, Jauregi (Guerrero, m. 46), Sa Pinto (Kühbauer, m. 73) , Aranzabal; De Paula (Aldeondo, m. 62) y Kovacevic. Sparta de Praga: Caloun; Gabriel, Novotny, Mlejnsky; Hasek, Svoboda (Straceny, m. 65) , Baranek, Obajdin, Cizek; Lokvenc y Siegl. Gol: 1-0 . M. 51: Aranzabal centra desde la izquierda y Kovacevic, lanzándose en plancha, marca de cabeza. Árbitro: Piraux, de Bélgica. Amonestó con cartulina amarilla a Jauregi y De Paula. Unos 22.400 espectadores en Anoeta. Una tromba de agua descargó sobre San Sebastián durante todo el día, dejando el césped impracticable para jugar al fútbol. La Real Sociedad, que había ganado en la ida por 2-4 en Praga, se clasifica para dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA por un global de 5-2.
La Real agachó la cabeza y estiró el cuello para centrarse en una misión expeditiva. No escatimó ningún gramo de esfuerzo para disipar cualquier indicio de peligro. El patadón fue el recurso más repetido por los donostiarras. Se trataba de aguantar el balón en las proximidades del área rival y aprovecharse en esas posiciones de un extraño del esférico o de la velocidad de De Paula, Kovacevic y Sa Pinto.
Aranzabal, valiéndose de la rapidez con que López Rekarte efectuó un saque de banda aparentemente inocuo, procesó la jugada del gol de la Real. Afinó hasta la línea de fondo y templó un centro preciso al cogollo del área, donde emergió desde atrás la estirada figura de Kovacevic para rematar de cabeza a tres palmos del suelo.
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