La reforma no tiene quien la defienda
"La reforma educativa no tiene quien la defienda. Los movimientos de renovación pedagógica no han salido en su defensa y no parece que nadie tenga nada bueno que decir sobre ella. Es la hora del contraataque para contrarrestar las estrategias defensivas que de una manera natural surgirán entre los docentes". Sirva esta aseveración para comprobar que los análisis sobre la aplicación de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) siguen moviéndose sobre ascuas. Quim Casals, Oriol Homs, Xavier Martínez, Ferran Miquel, Neus Roca y Jaume Trilla -coordinados por Jaume Funes- se han atrevido a proponer medidas para paliar el supuesto caos creado por la reforma educativa. Un trabajo que sus autores consideran que no es definitivo, pero que han hecho público en un punto determinado de su evolución para someterlo al debate de los actores sociales. A finales de curso, añaden, podría estar realmente terminado. Lo primero que se propusieron los autores del trabajo fue definir qué se entiende por éxito o fracaso, algo que depende básicamente de la percepción social que sigue sin entender lo que pretende el modelo reformado. Lamentan que en los altos niveles de la Administración "no se cree" en la reforma. Aunque reconocen que es en Cataluña donde realmente se ha puesto en marcha, al contrario que en el resto de España. "La reforma la están matando antes de que pueda arrancar", dijo Funes. "Nadie está dispuesto a pagar los altos costes de financiar itinerarios diferenciados, de la atención a la diversidad, de todo lo que supone una complejidad organizativa inmensa". Por otro lado, los expertos reconocen que, entre el profesorado, existe la tendencia natural de pensar con los criterios del antiguo bachillerato con algunos matices. El estudio descubre que la distribución del éxito y el fracaso en la ESO no es homogénea en el territorio, lo que supone que las medidas a tomar tampoco pueden ser homogéneas. "Cada medida debe estar asociada al territorio o la escuela concreta", dijo Funes; "los centros deben gozar del máximo posible de autonomía de gestión". "No sirve un sistema centralizado", apuntó Homs, "hay que asignar las máximas competencias al poder local". Tampoco detectaron, en principio, diferencias básicas entre las escuelas públicas y las privadas concertadas. Sin embargo, aseguran que la pública es la que más esfuerzos hace para acoger a la diversidad de alumnos que la ESO trae a las aulas. La gran paradoja: las escuelas que así lo hacen padecen luego el rechazo de los padres, tienen menos consideración social. "La escuela que trabaja bien está condenada a acoger a los niños más problemáticos". Por esa razón, Homs apuntó: "La mitad del éxito o el fracaso nos lo jugamos con la matrícula. Pese a todo el terremoto social que ha generado, pese a todos sus fallos, argumentan estos estudiosos de la reforma educativa, ésta ya es irreversible. "No podemos dar marcha atrás. No podemos volver al sistema anterior porque el fracaso que produciría es inadmisible por la sociedad", dijo Funes. "La reforma educativa, razonablemente aplicada, permite la solución de determinados problemas", añadió Miquel. Entre las soluciones que apuntan hay algunas de difícil implementación. Hay una obvia crítica al modelo funcionarial de la docencia, porque impide crear equipos educativos ya que la asignación a los centros se produce por sistemas aleatorios, como son la antigüedad, pero no por afinidades profesionales. Los autores del informe piden métodos de gestión más cercanos a los que se aplica en el mundo de la empresa; y apuntaron que la futura Ley del Estatuto de la Función Pública podría permitir incentivar al profesorado.
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