Marc Parrot sorprende a los viandantes con coplas punkis
Quedaban sólo unos minutos para las siete de la tarde cuando por la bocana de la calle Preciados, frente a la Puerta del Sol, apareció ayer El Chaval de la Peca (el cantante Marc Parrot) acompañado de sus músicos y con un enorme radiocasete al hombro. Ni el policía municipal que vigilaba la calle en una hora tan transitada estaba advertido de su presencia. La sorpresa fue enorme cuando el artista enfiló la calle, puso a tope el aparato y empezó a vocalizar la canción que sonaba: Glossa a la soleá, una versión disparatada del Toíto te lo consiento de los maestros de la copla Quintero, León y Quiroga.A su paso todo el mundo se apartaba, los indigentes que a esa hora mendigaban unas monedas aprovecharon el tirón de gente para hacer su agosto y hasta el mimo de la puerta de los grandes almacenes varió su postura frotándose los ojos sin dar crédito. Un tumulto perplejo de viandantes, con la sonrisa de oreja a oreja, siguió al artista en su paseo hasta la puerta del centro comercial Fnac, donde ofreció luego un descacharrante recital. La pinta de El Chaval de la Peca y sus secuaces no era para menos. Pantalones acampanados, pelos afro, camisas de flores y plataformas en los zapatos. Hubo quien apuntó que se debía de tratar de la grabación de algún programa de cámara oculta.
Humor y temas románticos
Marc Parrot es un artista catalán muy serio que ha editado dos preciosos discos con su nombre verdadero, Sólo para locos y Sólo para niños, pero que desde hace un tiempo ha adoptado la personalidad de El Chaval de la Peca para recrear el cancionero popular español, algún tema yeyé de los sesenta y la canción romántica de siempre en clave punki y ritmos funky-rock. Todo con una distancia y un sentido del humor que le ha acarreado una enorme fama en Cataluña y que ahora empieza a trascender.Una vez dentro de Fnac, los que le habían seguido como al flautista de Hamelin se mezclaron con quienes ya llenaban el local. El Chaval y sus músicos -"maestros" les llamaba él- ofrecieron un recital que consiguió tener a los más de 300 espectadores con la risa constante y el humor en lo alto. Flamenco, de Los Brincos; Temperamento, Mi jaca, Soy minero, Dame veneno, El jardín prohibido, Tómbola o Mi carro sonaron, entre muchas otras, distintas, pero aun así fueron coreadas e incluso bailadas por los asistentes. Presentó todas las canciones con una socarronería que le convirtió en un ídolo lolailo para los que ayer le acababan de descubrir. Muchas de estas versiones acaban de ver la luz en un disco que Marc Parrot ha grabado con su nueva personalidad. José Luis Perales se llevó la peor parte. La versión de ¿Y cómo es él? fue acompañada de una regañina simbólica al artista conquense por su "falta de sangre" al cantar la infidelidad.
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