Música y patinadores llenan el Pabellón Olímpico del Joventut de Badalona

El Warped Tour, desarrollado ayer en el Pabellón Olímpico del Joventut de Badalona, no es una exhibición deportiva ni un recital de rock, sino ambas cosas a la vez. En un extremo del parqué sobre el que suele jugar la Penya, una inmensa half pipe (rampa metálica en forma de semicírculo) permitía las más arriesgadas y espectaculares piruetas a patinadores, ciclistas y, muy especialmente, especialistas del monopatín en sus diferentes modalidades. En el centro de la cancha dos escenarios no demasiado grandes albergaban las actuaciones musicales, que se sucedían prácticamente sin solución de continuidad, y a la derecha una pista más modesta de skating callejero servía para que pudieran hacer sus pinitos los no tan bregados en el arte de volar con un monopatín. Y el público (cabellos de colores, pantalones por debajo de la rodilla e indefectiblemente mochila a la espalda), moviéndose entre las ofertas sin parar. El festival dio comienzo a las 14.00 horas y, a pesar de que la media de edad no superaba los 15 años y los colegios seguían abiertos, el polideportivo comenzó ya a recibir un buen número de visitantes. El programa ofrecía una docena de grupos y más de un centenar de riders, nombre que utilizan los profesionales del monopatín para sus exhibiciones. La música no alcanzó el grado de interés de las cabriolas de los monopatines, tal vez por un sonido atronador pero de pésima calidad. Lagwagon y Bad Religion fueron los grupos más esperados y los que más camisetas vendieron, aunque seguidos de cerca por Unwritten Law y The Smooths. La música sonó fuerte y contundente durante casi 12 horas.