Extirpar el depósito biliar para evitar que se reproduzca la inflamación
Si la mayoría de las pancreatitis agudas son causadas por piedras en la vesícula, proceso conocido como litiasis biliar y que afecta al 25% de los adultos, el único modo de evitar que vuelva a producirse la inflamación del páncreas por este motivo es extirpar el depósito biliar. Así lo afirma Jesús Culebras, jefe del servicio de Cirugía General y DigestivaII del hospital de León."No existe otro tratamiento definitivo para la pancreatitis aguda biliar", explica, "porque una vesícula que produce piedras y ha empezado a dar síntomas, seguirá haciéndolo. A veces la pancreatitis es la expresión de una litiasis biliar que se ha originado hace 20 o 30 años, es decir, que durante mucho tiempo no ha producido clínica. Pero una vez que empieza a molestar, no dejará de hacerlo y podría provocar también procesos hepáticos y biliares".
La pancreatitis aparece cuando los cálculos o arenillas de la vesícula emigran por las vías biliares, las bloquean y producen un aumento de la presión de los conductos pancreáticos que condicionan la inflamación. Según este cirujano León, la vesícula es un órgano prescindible que se encuentra pegado a la cara inferior del hígado y cuya función es servir de pequeño reservorio de bilis, líquido que empieza a ser utilizado por el organismo al introducir alimentos, principalmente los de alto contenido en grasas. Cuando la vesícula es extirparda, el colédoco, la principal vía biliar, cumple su función.
"Actualmente", dice Culebras, "más del 90% de las extirpaciones de la vesícula se realizan por laparoscopia, una técnica que permite que a las 48 horas el paciente pueda estar en casa. Con esta técnica se practican cuatro punciones en el abdomen por donde se introducen cuatro tubos, a través de los que se manipula con el instrumenal necesario. Uno de ellos va provisto en su parte distal de una pequeña cámara, que permite ver toda la operación en un monitor de televisión".
Esta intervención está contraindicada cuando existen múltiples adherencias (pegaduras) intraabdominales por otras operaciones, infecciones agudas de la vesícula, cirrosis y ciertos problemas hematológicos.
"En ocasiones", sugiere el cirujano, "debemos recurrir a la cirugía convencional por vía abierta, que requiere practicar una incisión de varios centímetros. El posoperatorio es algo más largo y molesto para el paciente. Pero hoy en día esta intervención es muy sencilla, aunque, como todo acto quirúrgico, incluida la laparoscopia, no está exenta de ciertos riesgos".
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