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Dos docenas de ultras contra la Unión Europea

La ultraderecha europea apenas se las apañó ayer para reunir en Madrid a dos docenas de sus jóvenes correligionarios, incluidos los miembros del equipo de seguridad, muchachos rapados y vestidos al estilo neonazi. Una pareja de inspectores de policía, de paisano y en un vehículo camuflado, controló discretamente durante toda la mañana el desarrollo de la primera reunión de las Juventudes de Movimientos Nacionales europeos.Aunque se había anunciado la asistencia de delegados de 15 países, el único representante destacado de la derecha radical europea fue Samuel Marechal, en su calidad de secretario juvenil del Frente Nacional francés y, sobre todo, en su condición -así lo ensalzaban las convocatorias oficiales de la reunión- de yerno de Jean Marie Le Pen, el líder indiscutible de la ultraderecha francesa.

La reunión fue organizada por el partido Democracia Nacional, cuyo secretario general, Francisco Pérez Corrales, lanzó durante la clausura del encuentro un convencido alegato contra lo que considera la nueva amenaza de la humanidad: "el mundialismo". Así lo definió Pérez Corrales: "Se trata de un proceso globalizador, auspiciado por los tratados de Maastricht y Amsterdam, que tiene un único proyecto: la reducción de la Humanidad a un único mercado mundial, y está impulsado por élites económicas, políticas e intelectuales sujetas interesadamente al pensamiento único".

Según el secretario general de Democracia Nacional, Euronat -la estructura política impulsada desde Francia por Jean Marie Le Pen- iniciará su andadura próximamente y "está llamada a ser la piedra angular del futuro de Europa y de las naciones". "Vamos a poner en marcha", continuó su arenga, "un Movimiento Nacional, porque precisamente lo nacional es la única trinchera desde la que se puede combatir con eficacia a nuestro gran enemigo: el mundialismo".

Nadie ajeno a los jovenes ultraderechistas observó ayer la reunión en Madrid, excepción hecha de la discreta vigilancia policial. A pesar de su pretendida moderación y de que reniegan públicamente de la etiqueta ultraderechista, tanto su quincalla como su oratoria se identifican plenamente con los más radicales de los partidos europeos de derecha. De hecho, Pérez Corrales advirtió durante la clausura que se opondrá "contundentemente" al mundialismo, que Europa es su "mapa de operaciones" y, por tanto, donde se tendrá que "dar la batalla"; y se refirió repetidamente "al gran Movimiento" que ahora se inicia.

A pesar del horrible recuerdo de algunas de sus expresiones, el jefe de los jóvenes ultraderechistas puede que las utilizara, sólo, como figuras retóricas.

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