Las esposas no han servido de coartada por ser "encubridoras"

Luis Roldán fue condenado a 28 años de cárcel al descubrirse el insólito patrimonio inmobiliario que ocultaba a nombre de su sociedad patrimonial Europe Capital. Gabriel Urralburu ha sido también condenado por los secretos que se ocultaban detrás de otra sociedad llamada Residencial Menorquina. La diferencia radica en que el ex presidente navarro no era accionista ni administrador de esta última. Sólo figuraba en la misma su esposa, Olivia Balda; un hermano de ésta, y Jorge Esparza, entonces director comercial de Huarte.En esta diferencia basó Urralburu toda la estrategia de su defensa y achacó a su mujer toda la responsabilidad. Pero el tribunal no ha tenido en cuenta sus argumentos.

La sentencia señala que Residencial Menorquina y Copcan, sociedad de los Aragón, se crearon para recibir dinero procedente de las constructoras. Y añade que las compras de un chalé y unas fincas en Menorca, dos apartamentos en Rota (Cádiz), un apartamento en Madrid y una plaza de garaje, así como pagarés del Tesoro y otras inversiones millonarias que hizo la sociedad de la esposa de Urralburu no podían provenir de la venta de una gasolinera de su familia como aseguran.

El tribunal destaca que el ex presidente socialista navarro estaba al tanto de todas estas inversiones.

Olivia y Esparza

Cuando en diciembre de 1993, dos semanas después de estallar el caso Roldán, Urralburu recibió la llamada de un periodista para preguntarle qué hacía su esposa junto a Esparza en esta sociedad, el entonces secretario de los socialistas navarros dijo estar al tanto de todas sus inversiones y ofreció numerosos detalles. Pero, en cambio, durante el juicio negó toda relación con la misma y prometió que desconocía sus compras y actividades. Ahora, la sentencia afirma que hay que considerarle como administrador "de hecho" de la sociedad.De su esposa, Olivia Balda, la sentencia destaca que le ayudó y encubrió las decenas de cheques que se ingresaban en la sociedad procedentes de las constructoras.

De Ana Isabel Romeo, la esposa de Antonio Aragón, el tribunal asegura que sus fines eran los mismos.

De ambas se destaca que viajaron con sus maridos a Suiza, donde en varias cuentas depositaron al menos 409 millones de pesetas, que han desaparecido. "Su actitud de conseguir el provecho de los fondos obtenidos es clara y rotunda", dice el fallo. Las dos han sido condenadas a tres años de prisión como encubridoras del delito de cohecho.