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Eulàlia Bosch asigna en un libro un papel creativo al visitante de exposiciones

Grandes exposiciones, insignes artistas, obras de arte deslumbrantes, museos y críticos de prestigio son algunos de los conceptos que definen la parte más ampulosa del actual discurso sobre el arte. Pero, ¿y el destinatario de una exposición? ¿Qué papel desempeña el anónimo visitante en todo el entramado que conocemos como mundo del arte? Eulàlia Bosch, en su libro El placer de mirar. El museo del visitante, intenta llamar la atención sobre la importancia del espectador no sólo como parte imprescindible de una exposición, sino también como elemento que día a día va confiriendo sentido a una determinada obra artística. El libro ha sido publicado por Actar, editorial dedicada a la arquitectura que con esta publicación abre una nueva línea dirigida a los libros sobre arte. Bosch desvincula al visitante de las exposiciones del aparato burocrático y logístico del mundo artístico y lo sitúa en el plano de lo que sencillamente es arte. "Me refiero a las personas que ven en el arte una manera de crecer interiormente". En su opinión, se ha caído demasiado en la tendencia de considerar el disfrute del arte como un placer reservado sólo a conocedores. "El arte no tiene que ser un tema exclusivo de especialistas", afirma. "Una obra puede transmitir conocimiento y emoción. Cuando una persona siente el cosquilleo interior que le produce un cuadro, aunque no tenga unos conocimientos académicos, está sintiendo el arte". A juicio de Bosch, el arte es también una herramienta de conocimiento. "El arte es una manera que el espectador tiene de contrastar su manera de estar en el mundo", comenta. El libro está estructurado en dos partes. La primera de ellas se titula El placer de mirar y en ella se destacan la importancia y las diferentes maneras de sentir la contemplación de una obra artística. "El hecho de mirar una obra la transforma", explica. La segunda parte del trabajo, que lleva el título de El museo del visitante, presenta, entre otras aportaciones, los curiosos diálogos de niños y jóvenes adolescentes en su visita a un museo. "Los responsables de los museos deberían dedicarse a escuchar los comentarios del público. La capacidad de sugerir ideas de estos comentarios es ilimitada". El libro, del que existen versiones en catalán, castellano e inglés, está estructurado como si el lector fuera una persona concreta que visita un centro de arte. En este museo virtual que recrea Bosch existen diversas aportaciones de diferentes autores que, a modo de largos pies de foto, sugieren ideas, análisis o pensamientos relacionados con el tema de contemplación de una obra artística.

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