Nervios, pero atentos
Es una placer ser el corresponsal en el pelotón. Será divertido y no te preocupes, ni los lectores tampoco, que no será un motivo desestabilizador en mi faena de cada jornada. Lo primero son los pedales. Allá voy.La Vuelta ha comenzado como en la anterior edición. Nervios en la salida. En la cabeza estaba el recuerdo del último tramo de Lisboa, en la primera etapa de la pasada Vuelta. Repechos y carretera peligrosa. Había miedo a los cortes. Y no se trataba de perder tiempo a las primeras de cambio, que esto es muy largo. La etapa era complicada pero salió bien.
Hacía calor. La sorpresa inicial corrió a cargo, cómo no, de Jalabert. Nos extrañó un poco que Laurent entrara a disputar las metas volantes de Fernan Núñez y la de Córdoba, en el primer paso por meta. Jalabert es un corredor que se defiende bien en la montaña y es un especialista en las contrarreloj. Que se metiera a esprintar en las metas volantes era raro. ¿Qué tramará?, me pregunté. ¿Querría probar a sus más directos rivales? ¿Tan pronto? Ya lo había hecho más veces. Nos tranquilizamos en el equipo mirando de reojo a Zülle, nuestro líder, el hombre para quien trabajamos. Pero Alex iba cómodo, relajado y atento. Es una persona que conoce bien la Vuelta. Sus dos victorias certifican su experiencia. Sabe bien el funcionamiento de la ronda y perder tiempo los primeros días no es conveniente.
Los puertos de montaña en el segundo tramo de la etapa eran peligrosos. Pero al final no hubo la batalla esperada. Una serie de intentonas, pero por parte de rivales modestos. El Kelme y el Banesto se encargaron de frenar a los osados. Al final se llego en grupo.
Era la intencion de nuestro equipo. Tanto Zulle como Virenque y Dufaux llegaron algo descentrados tras lo del Tour y las investigaciones y lo de la policía. Pero hace una semana que estan motivados. Al Festina lo dan como favorito los demás equipos. Eso nos tranquiliza, pero a la vez, no responsabiliza. Sabemos que en todo el mundo están mirando muy atentamente nuestra actuación en la Vuelta.
La única pena para nosotros ha sido que Marcel Wust, nuestro sprinter alemán, llegara retrasado a la meta y no pudiera entrar en el sprint final, porque viene caliente y con ganas. Habría ganado fácil la etapa.
De todas formas, más pena, y un poco de dolor también, sufrió nuestro segundo director, el bueno de Miguel Moreno. Iba tan tranquilo en su coche durante la etapa cuando le embistió por detrás un coche del equipo italiano del Saeco. Al final todo se quedó en un susto y con los dos coches en el taller. nada, chapa y pintura. Y eso que Moreno es cordobés.
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