El "efecto TDK" planea sobre la Liga
Madrid y Barça recurren de nuevo a Luyk y Aíto para recuperar la hegemonía perdida
La Liga de baloncesto vuelve este fin de semana más fresca y abierta que nunca. En los dos últimos años se ha liberado de las ataduras que la habían convertido en un torneo previsible y repetitivo. El Barcelona ganó el título de 1997 en Madrid y rompió el axioma que convertía la fase final en un apéndice innecesario, por repetitivo, de la fase regular del campeonato. Y el TDK Manresa acabó el pasado mes de junio con el dominio de azulgrana y madridistas, a los que sólo se les habían escapado en beneficio del Joventut 4 de los 41 títulos disputados hasta entonces.La práctica ha podido con todas las teorías en estos dos últimos años. Es temerario, dados los precedentes, adelantar un análisis al uso, porque la Liga ha cambiado. El efecto TDK va a tener un peso enorme sobre el último campeonato en el que va a ser admitido el tercer extranjero, después del pacto alcanzado entre la ACB y el sindicato de jugadores españoles tras las tormentosas relaciones que este asunto ha provocado entre ambos colectivos desde la huelga que afectó a la selección en 1992 hasta la amenaza de nuevo conflicto que planeó sobre la última edición de la Copa. No va a haber equipo que no sueñe con repetir la gesta de los manresanos. Lo mejor del caso es que las candidaturas de algunos de ellos pueden ser legítimas dada la nueva relación de fuerzas que se desprende de la profusión de extranjeros y comunitarios, de las crisis recientes del Madrid y del Barcelona y del ejemplo que supone la perfecta administración de recursos en equipos tan limitados como el TDK Manresa o de potencial algo más respetable, pero siempre del segundo vagón, como el Pamesa de Valencia, campeón de Copa.
La competición va a establecer pulsos a niveles diferentes. El Barça y el Real Madrid pretenden volver a marcar diferencias, y para ello han optado por recurrir a dos clásicos: Clifford Luyk y Aíto García Reneses. Ambos les han dado títulos, ambos vienen a ser instituciones en sus respectivos clubes y ambos poseen un ideario tan conocido que incluso se ha estandarizado. La elección de dos entrenadores es en sí misma una confesión de los pecados recientes y un propósito de enmienda después del chasco que los dos clubes se llevaron la pasada temporada con Manel Comas y Miguel Ángel Martín. El annus horribilis fue parecido para ambos equipos y los dos optaron, como ahora, por la misma solución, entonces de emergencia: poner un parche con dos hombres de la casa, Joan Montes y Tirso Lorente, que acabaron la temporada como buenamente pudieron: tercero el Madrid y cuarto, y por tanto fuera de la Euroliga, el Barça.
Una vez que el TDK ha abierto la veda, hasta los equipos más modestos se ven capaces de seguirle la pista a la epopeya manresana. Incluso se puede reprochar a alguno de los equipos que aparecían como alternativas a la dictadura de los dos grandes el no haber aprovechado la ocasión que se les presentó la pasada temporada. El Joventut y el Estudiantes, que continúan ganando enteros y ofreciendo dos modelos de juego atractivo, no estuvieron el año pasado ni siquiera en la final de Liga y también dejaron escapar el título de Copa.
El Madrid y el Barça han vuelto a reforzarse en detrimento de algunos de sus mayores rivales. Los madridistas han pagado alrededor de 60 millones de pesetas por los servicios de Tanoka Beard -un pívot clave hasta ahora en los esquemas del Joventut-, y los azulgrana se han hecho con los servicios de Alston -una de las perlas del TDK- y del base de la selección y del Unicaja, Nacho Rodríguez. Se han reforzado y además han perturbado a varios de sus oponentes, aunque el Real Madrid ha apostado de forma decidida por el argentino Lucas Victoriano, ha recuperado a Lasa del AEK Atenas y ha fichado al comunitario Struelens, del Racing París, después de haber perdido a Antúnez, Mijailov, Rogers y Bodiroga. El Barcelona ha reclutado de nuevo a Oriol Junyent (Covirán) y está gestionando todavía un último fichaje, aunque su funcionamiento este año dependerá en gran medida de que Aíto consiga que Dueñas recupere el nivel de hace dos temporadas y que Djordjevic comulgue hasta las últimas consecuencias con las ideas del técnico al que criticó abiertamente hace dos años. El Joventut, después de una temporada mucho más interesante por el buen juego que desplegó que por los resultados que consiguió, ha tenido que cambiar a su tripleta de extranjeros ya que, a la baja de Beard se añade la de André Turner, fichado por el Caja San Fernando, y la de Toolson, que no aceptó una oferta de renovación. La llegada de Swinson (Pamesa), Middleton (Valvi) y Madkins, además de la de Andreu (Barcelona), tendrá que ser bien secundada por la consolidación de jugadores como Corrales y Dani García y la llegada de savia nueva -el base Raúl López y el escolta Dramec- por la que ha apostado Alfred Julbe.
El Tau Vitoria mantiene su apuesta por un equipo plagado de jugadores no españoles, aunque ha tenido que reestructurarlo y ha dado entrada a Ben Davis, Rusconi, Zwikker y Machowski para cubrir las bajas de Burke (Panathinaikos), Scott (Reggio Calabria) y Abad (Breogán). El TDK, además de Alston, ha perdido a Sallier y Lázaro (Unicaja) y a Moraga (Imola). Pero el campeón va a depender del resultado que le den los americanos Mills y Mott, ambos procedentes del baloncesto turco, y de su cantera, de la que tratará de respaldar al incombustible Chichi Creus, una temporada más al pie del cañón, que en diciembre cumplirá 42 años.
Los equipos del sur han sido los que han experimentado más cambios, empezando por sus entrenadores: Imbroda (del Unicaja al Caja San Fernando), Pesquera (Cáceres), Miguel Ángel Martín (del Madrid al Covirán) y Pedro Ramírez (de ayudante de Imbroda a entrenador del Unicaja).
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