Convergència se cierra en banda a que Duran Lleida sea el "número dos" de Pujol

La dirección de Convergència Democràtica (CDC), el partido de Jordi Pujol, ha dado la consigna de no replicar al duro comunicado de sus aliados de Unió Democràtica (UDC) en el que éste oficializaba la petición de que el número dos de CiU en las próximas elecciones autonómicas sea el democristiano Josep Antoni Duran Lleida. Pero dirigentes de Convergència expresaron a título personal un rotundo rechazo a la pretensión de Unió. Y explicaron que han encajado "con preocupación" la oficialización del conflicto, al que no ven fácil solución.

El rechazo a la pretensión de Unió es mayor cuanto más se desciende en el organigrama de Convergència, según aseguró un diputado de este partido. "Ni las bases ni los cuadros medios aceptarán a Duran como número dos de CiU", afirmó. La única posibilidad de que fuera aceptado radica en que Jordi Pujol lo defienda, añadió. Y eso es algo que los convergentes no desean ni esperan que se produzca . La dirección de Convergència deberá abordar este asunto en la primera reunión que celebrará tras las vacaciones, prevista para el próximo lunes. Algunos miembros del partido han indicado que el problema debería ser resuelto a lo largo de este mes para evitar que siga enturbiando las relaciones entre los dos partidos aliados y ofreciendo un flanco a los ataques de sus rivales. Preparar el pospujolismo Pero las expectativas no son buenas. La primera impresión de los convergentes cuando a principios de agosto el diputado de Unió Josep Sánchez Llibre propuso a Duran como número dos fue creer que se trataba de una flor de verano. Pero ahora están convencidos de que es una propuesta pensada sobre todo en clave de pospujolismo, y eso la hace todavía más difícilmente aceptable para los convergentes. También es un elemento de preocupación que Pujol y Duran no hayan hallado una solución al problema en las dos reuniones de este verano en las que han tratado la cuestión. La primera vez que la abordaron fue en los últimos días de julio, cuando Duran advirtió a Pujol que Unió iba a plantear esta petición en agosto y le anticipó que tendría repercusión en los medios de comunicación. La segunda vez fue el pasado lunes, pocas horas antes de que la dirección de Unió examinara el despectivo rechazo con que habían respondido a lo largo de agosto destacados dirigentes de Convergència. Fuentes de Unió explicaron que en este encuentro Pujol y Duran "no supieron hallar una salida al conflicto". Fuentes de Convergència atribuyeron esa dificultad a que "aunque Pujol aceptara la petición de Unió, no le resultaría nada fácil imponerla a Convergència". Eso otorga especial interés a la reunión del comité ejecutivo de Convergència del lunes. Las relaciones entre los dos partidos aliados atraviesan, además, un momento especialmente crítico porque sus organizaciones están elaborando las candidaturas para las elecciones municipales. Este periodo provoca cada cuatro años numerosos conflictos locales porque las dos fuerzas se disputan duramente las respectivas cuotas de poder municipal.