El Baix Llobregat se convierte en el principal destino de los inmigrantes después del Barcelonès
El Baix Llobregat, gracias en gran medida a su elevada oferta de empleo, es la segunda comarca catalana con más presencia de inmigrantes extranjeros, sólo superada por el Barcelonès. Castelldefels, con unos 40.000 habitantes, fue en 1994 el tercer municipio de toda Cataluña con mayor número de inmigrantes. Por delante únicamente se situaban dos grandes conglomerados urbanos: Barcelona y L"Hospitalet de Llobregat. Así lo revela el II Informe sobre Inmigración y Trabajo Social elaborado por la Diputación de Barcelona, según el censo de 1994, el último procesado.
Las cifras absolutas reflejan que en 1994 vivían en la treintena de municipios del Baix Llobregat unos 8.100 ciudadanos extranjeros, que se podrían sumar a las 858 llegadas que contemplan las bases de datos del Institut d"Estadística de la Generalitat durante 1995, último año computado hasta ahora por la entidad. Según los datos de la Diputación, el Barcelonès contabilizaba 37.060 inmigrantes foráneos y el Maresme 6.557. A este cómputo habría que añadir las personas en situación irregular, que suponen, según los especialistas, entre un 10% y un 15% del total. Como estadística más reciente, el instituto ofrece la cifra de 16.500 personas nacidas en el extranjero que en 1996 residían en la comarca, aunque fuentes de la entidad matizan que cerca de la mitad de esta cifra corresponde a españoles nacidos fuera del país por diversas razones. En cuanto a permisos de trabajo concedidos, el Baix Llobregat, con 2.461, es superado por el Maresme (2.506), segundo por detrás del Barcelonès. Las estadísticas revelan que Castelldefels es, con creces, la localidad de la comarca con más presencia de ciudadanos extranjeros. En 1994, el número era de 1.839, muy por encima del segundo en la clasificación comarcal, Viladecans, con 692. Barcelona sumaba 33.051 personas y L"Hospitalet 1.944. Consultas laborales La oficina del Centro de Información para Trabajadores Extranjeros (CITE) de Comisiones Obreras de Castelldefels es la más solicitada de las cinco abiertas en la comarca, con cerca de 1.400 consultas, principalmente sobre cuestiones laborales y permisos de residencia. Los inmigrantes que se instalan en el Baix Llobregat lo hacen en su mayoría por razones económicas. En esta tipología se engloban a magrebíes (36% del total de inmigrantes en la comarca) y, en menor medida, a latinoamericanos (20%). Por otro lado, existe la inmigración procedente de la Unión Europea y del resto de Europa, que tiende a llegar con contratos laborales más estables e incluso con negocios por cuenta ajena. La presencia de europeos supone un 39% del total. Más allá de la fría estadística, resulta evidente la atracción que ejerce el Baix Llobregat sobre los colectivos extranjeros. La coordinadora comarcal de programas de servicios sociales de Cáritas, Conxa Marquès, considera que "ésta es una buena zona para la inmigración dado que la tarea municipal de integración es muy positiva". Si el Maresme se caracteriza por la concentración de ciudadanos subsaharianos, la comarca meridional presenta una importante presencia magrebí, seducida por los trabajos agrarios y de la construcción. Mohamed Sabbani, marroquí vinculado durante mucho tiempo a la asociación de Viladecans Ibn Jaldun, sitúa el origen de esta comunidad magrebí asentada en el Maresme entre la década de los ochenta y principios de los noventa, "cuando se utilizaba la zona como autopista para seguir el camino hacia países como Francia, Alemania y Holanda". "Se estacionaban aquí para trabajar y reunir el dinero que les permitiera llegar a su verdadero origen, pero luego se fueron quedando y atrayendo a sus familiares y conocidos", añade. Fabián Cobos, portavoz de Sos Racismo en el Baix Llobregat, subraya algunas razones que explican la afluencia magrebí: "El nivel de paro es de los más bajos de Cataluña, los sectores en los que se emplean (rurales y edificación) tienen un grado de rotación alto, además de la cantidad de infraestructuras que están en marcha". Los expertos destacan cierta tendencia a que los flujos de inmigrantes del Magreb se trasladen a la zona norte de la comarca. Cobos cree que la elección se fundamenta en "las pocas perspectivas de la agricultura en el litoral y en el buen ritmo constructivo que se advierte en poblaciones como Martorell". Si hace unos años el inmigrante se asentaba en solitario, ahora valora la posibilidad de la reagrupación familiar. El asentamiento de la segunda generación presenta nuevos retos. Sabbani destaca que "se requiere una integración global, ya no es sólo una persona que busca trabajo, sino sus hijos, con su colegio y su relación con los niños españoles". García se remite a la prueba piloto impulsada los tres últimos meses del año escolar por el CITE, en colaboración con el Ayuntamiento de Castelldefels, en los colegios de esta localidad, consistente en introducir en la cultura autóctona a niños foráneos menores de 15 años. García observa una evolución en el asentamiento de los extranjeros. "Se les nota con ganas de echar raíces, compran vivienda y solicitan la reagrupación familiar porque se sienten integrados. Está estructura va en aumento entre los legales. Los ilegales son otra historia".
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