_
_
_
_
Tribuna:NOSOTROS, A LO NUESTRO.
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una tesis, o dos

A cierta edad de la vida, uno debería hallarse en posesión de una tesis. O dos. Al menos, de una hipótesis. O dos. Bueno, dejémoslo en un mueble bar. O dos. El caso es que voces cercanas al negocio de la prensa del corazón me susurran que van de capa caída: lenta, pero inexorablemente, quizá con la excepción de ¡Hola!, que nunca perderá esta ni ninguna otra guerra porque tiene pases para todos los check-point.Pero pasemos a las tesis. Tesis número 1, las revistas del corazón fenecen debido a que, poco a poco, el corazón (o su ausencia) ha impregnado el periodismo considerado serio, y, además, en televisión están que vomitan romances. No hay clientela para tanta bosta. Tesis número 2, nunca el género volverá a alcanzar las glorias que le supuso la muerte de Diana de Gales. Añado: se estrena en Broadway una comedia musical sobre su vida, y la cantante que incorpora a Lady Di afirma que se trata de un verdadero reto; debe de referirse al Aria de la Bulimia, que hay que cantar con la boca llena, o bien al Aria de la Anorexia, que hay que interpretar con la cabeza metida en la taza del inodoro.

Tesis número 3, que es mi preferida y la que, a mi vez, me abre las ubres o, si lo prefieren, me causa un nuevo desprendimiento mamario (pues la ley de Murphy, aliada a la ley de Newton, resulta de un cabronazo espectacular): los personajes de la prensa rosa han quedado total, definitivamente desplazados a raíz de la irrupción en el género de otra cosa, que no me atrevo a clasificar, pero que la gente, en general, cree que son los políticos y su apasionante peripecia.

Por ejemplo, mucho más que el hecho de que FJF posdata DTS (Felipe Juan Froilán de Todos los Santos) disfrute de sus primeras vacaciones gratis total en Palma de Mallorca nos motiva ese José María Aznar que dijo que iba a leer, en Oropesa de Mar, la obra completa de Álvaro Muti, pero que, sin duda, lo que ha hecho ha sido leer y releer hasta el hartazgo el prospecto de la Centramina. Si no, ¿de dónde sacó el talante templado cual leche tibia con el que anunció su férrea intención de moderarse y recibir a la oposición socialista, por cojones, y que, como no acepten, se van a enterar? Mientras él se convertía al centrifugado, la Madre de Todos los Envases lo hacía a la manga larga para visitar a la Reina. Que algo es algo. A ver si aprendemos también a bordarnos las fundas de los dientes.

Cuentos, cuentos y más cuentos. Menos mal que tenemos cuentos de verdad. Mi amiga la escritora Ana María Moix (autora, de paso, del mejor libro que nunca se ha escrito sobre Sissi, cuyo centenario se celebra ahora: Vals negro, editado por Lumen) hace lo que puede para que se conozcan los cuentos ajenos, y por eso sale ya una nueva colección de Plaza & Janés, en la que Cristina Fernández Cubas ve reunidas sus dos joyas Los altillos de Brumal y En el hemisferio Sur; y, además, piezas de Pedro Antonio de Alarcón, Isak Dinesen, Chéjov, Ribeyro, Katherine Mansfield, Javier Marías, Gustave Flaubert y Ana María Matute. Seguirán más, en una colección buena, bonita y barata.

Borde, banal y botarate son tres adjetivos que podrían adjudicarse a muchos de los que este verano les han robado protagonismo a las habituales estrellas del corazón, impidiéndonos folgar, por ejemplo, con la idea de que Diana recostó su cabeza en el hombro de Dodi mientras escuchaba a Julio Iglesias en la velada que precedió a su muerte; o que mantenía profundas relaciones con el mayordomo del egipcio, sobre gimnasia y dietética, temas de su predilección. Más vale, quizá, que no pensemos en ello, porque, de lo contrario, llegaríamos a la conclusión de que en la muerte de hace un año tuvo que ver la afición de ambos amantes a escuchar a los Tres Tenores con los ojos cerrados y sin manos. La verdad es que, ¿puede ello importarnos cuando vemos a Aznar convertido en Harvey Keitel El Centralizador ("Yo los centro y tú limpias la sangre"), dispuesto a hacer centring sin Cascos, y a éste convertido en padre entre dos ingestas de fabada cañí?

Por último, tesis número 4, que es más tesis que ninguna. No hay prensa del corazón que supere las cotas alcanzadas por Il Mondo (Cane), al publicar la obra maestra de la literatura cursi de nuestro siglo, Carta abierta de Mario Conde desde su celda en Alcalá-Meco. Barbara Cartland no lo habría escrito peor.

Ganas tenía de comentarlo, que se me alargaban los colmillos hasta el ovario paleo-inferior. El cielo los confunda. Aznar se centraliza junto al abad de Silos Palidecen todos los idilios ante el intercambio de bacilos del año, realizado entre los superiores de Silos y La Moncloa

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_