Por un pedazo de plaza
La siguiente escena seguramente será familiar entre los usuarios de las plazas de Gràcia. Hay un grupo de personas sentadas en la terraza de un bar. Súbitamente, una pelota irrumpe en el cuadro y crash, se rompe un vaso. La reacción habitual: "¡Niño, vete a jugar a otra parte!". La respuesta del niño: "Sí, vale, ¿dónde?". Un grupo de padres y madres, vecinos del barrio, se ha constituido en plataforma de acción, apoyada por la Asociación de Vecinos Vila de Gràcia, para poner fin a estas situaciones y reivindicar más espacios de juego para los niños. En junio escribieron un manifiesto de 10 puntos que leyeron en el último pleno del distrito. Ahora recogen firmas para presentarlas, en septiembre, al Ayuntamiento. Aprovechando las fiestas que se celebraron durante la semana pasada en el barrio, instalaron varios puntos de recogida de firmas. Reunieron un millar. En septiembre esperan contar con el apoyo de las asociaciones de padres y madres de las escuelas de Gràcia. En el escrito se denuncia el uso que el Distrito hace de las plazas: "El espacio público ha ido retrocediendo en beneficio de negocios privados (terrazas de bares) hasta situaciones insultantes". Los padres y madres del barrio consideran especialmente conflictivas las plazas del Sol, de la Virreina, de la Revolució y de Rius i Taulet. "No hacemos una campaña contra ningún bar", aclara Carles Valero, uno de los promotores de la iniciativa. "Sólo queremos un aumento de los espacios de uso público, tanto para niños como para adultos, que esté en concordancia con el número de terrazas de los bares". La concejal del distrito de Gràcia, Teresa Sandoval, reconoce que en el núcleo antiguo del barrio hay un "déficit" de espacios lúdicos para los niños y un "exceso" de terrazas en algunas plazas. Pero recuerda que Gràcia ha ido ganando terreno a los coches: "Las plazas del barrio estaban antes ocupadas por los coches y ahora son de los viandantes". En todo caso, asegura que el Ayuntamiento está estudiando la manera de equilibrar espacio público y privado, y anuncia que se instalarán juegos infantiles en el paseo de Sant Joan y en los Jardinets de Gràcia. Pero lo cierto es que en Gràcia hay un conflicto con la cantidad de bares y de licencias que se reparten. Un informe de la división de servicios técnicos, fechado en septiembre de 1997, denunciaba la proliferación de heladerías, pastelerías y panaderías con servicio de degustación que "de forma totalmente irreglamentaria, se convierten, de hecho, en bares y restaurantes". La última que se ha instalado es una panadería en la plaza de Rius i Taulet donde se sirve alcohol sin licencia. Aunque el distrito no se quiere pronunciar sobre este hecho, Sandoval reconoce que se está estudiando el cambio del plan especial de establecimientos de concurrencia pública del distrito. En el informe citado se instaba a los responsables municipales a adaptar las ordenanzas a la realidad del barrio: o perseguir a los infractores o hacer un nuevo plan menos restrictivo para regularizar la situación de estos locales. La asociación de vecinos defiende la primera opción y el distrito asegura que se sentarán a hablar a principios del nuevo curso. El mismo pregonero de la fiesta mayor de este año, el actor Martí Galindo, que también es vecino del barrio, se refirió a la saturación de bares en las plazas de Gràcia: "¿Cómo puede ser que en la plaza del Sol haya 11 bares? Hombre... Creo que sobran unos cuantos, ¿no?". En esta plaza hay unas 130 mesas al aire libre, y en más de una ocasión los bancos públicos son utilizados para consumir copas, como si fueran las sillas de los bares.
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