Paisaje para ver las estrellas
El reino musulmán de Alpuente ocupó los términos municipales de Alpuente, Aras de Alpuente, Titaguas y La Yesa, vínculo que ha establecido entre estos cuatro pueblos unas relaciones de vecindad y de intereses económicos muy intensas. Por eso vale la pena visitarlos al mismo tiempo. Al llegar desde Valencia, y después de que la carretera ha seguido ganando altura, la población de Titaguas aparece vigilada por la montaña de La Lámpara. Un impresionante llano casi cerrado, dedicado al cultivo extensivo de la vid y cereales, confirma que nos situamos en una zona con unas condiciones climatológicas especiales para hacer crecer la uva. Este pueblo tiene un monumento dedicado al botánico Simón Rojas Clemente, hijo predilecto de Titaguas, fallecido en 1827. Nos encontramos en la cuna del afamado vino blanco Alto Turia. La bodega familiar de Manuel Polo Monleón fue la primera que comenzó a embotellar. Dispone de viñedos propios de uva blanca variedad merseguera, y de unas instalaciones con capacidad para 500 mil litros anuales. Por su parte la Cooperativa Santa Bárbara de Titaguas, situada en la misma zona, agrupa a 450 socios desde que se puso en marcha a mediados de los años 50. También Alpuente tiene su cooperativa dedicada al vino blanco con una capacidad estimada en las 35.000 botellas. Vinos muy apreciados con aroma a manzanas y sabor que permanece largo tiempo en la boca. Unos kilómetros más arriba Aras de Alpuente se sitúa en el centro de un llano abierto y despejado, que elabora su vino en la bodega de Alpuente. La visión de conjunto el viajero la adquiere al subir a la mola del Santuario de Santa Catalina, situado a 1.315 metros de altitud. Las noches en Aras son nítidas y brillantes, cubiertas de numerosas estrellas. Esta calidad atmosférica ha determinado que en lo alto de este muela se instale un importante observatorio astronómico dependiente de la Universitad de Valencia. Es uno de los lugares excepcionales que tiene Valencia para seguir los movimientos de los cometas y recrearse con las estrellas. Desde Alpuente en dirección opuesta hacia el este se encuentra a dos kilómetros el acueducto medieval de Los Arcos, que antiguamente conducía las aguas de las fuentes Nueva y Marimacho. En algunas aldeas todavía se cuece el pan en horno moruno una vez por semana. Esto sucede en Corcolilla donde 70 vecinos mantienen abiertas las puertas y ventanas del antiguo caserío. En la misma dirección del acueducto se encuentra La Yesa, última población antes de pisar tierra turolense. Los municipios de Titaguas y Aras cuentan además con otros parajes muy atractivos para el viajero, situados en el estrecho cauce del río Turia. A la izquierda de la carretera, en dirección hacia Ademuz, salen indicaciones para acceder por pistas forestales a estas zonas de ocio organizado donde se encuentran refugios, cabañas de montaña, zonas de acampada, pinadas con barbacoa y mesas para comer, sendas por donde realizar largos paseos y una innumerable oferta de instalaciones recreativas que permiten disfrutar organizadamente de la montaña y el río. En Aras la fuente de la Araña y los Rubiales, en Titaguas la fuente del Rebollo y la Caballera, son algunos de los espacios verdes que se pueden alcanzar a través de las pistas forestales. Los alrededores de Alpuente situados hacia el norte son recomendables, por el contrario, para efectuar excursiones a pie y con bicicleta de montaña. El camino que emplean los romeros para traer la Virgen desde Corcolilla (siete kilómetros y medio), la vuelta a la Loma, el camino para descubrir el acueducto de Los Arcos y el ascenso al castillo del Poyo desde la aldea de El Collado, son algunas de las visitas recomendadas a los senderistas. Para los cicloturistas las oportunidades son amplias. El circuito más accesible es la vuelta al cerro Negro. Nace y muere en la aldea de Baldovar y en un tramo de su itinerario coincide con la ruta de la romería de Corcolilla.
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