Turismo atascado
En el verano, la tensión pierde gas, se nos dulcifica el humor y encajamos casi todo con benevolencia. Pero la gran mayoría de los problemas siguen ahí, al acecho. Tras una jornada de descanso o goce en la playa, el destino natural del ser humano es el atasco (un acto que permanece encerrado en una burbuja de la memoria y, probablemente por eso caemos en el mismo fregado una y otra vez). Las carreteras andaluzas no le hacen sombra al sol. La naturaleza ha sido generosa con la materia prima del disfrute, pero las administraciones no solucionan los problemas. ¿Es el turismo verdaderamente tratado como una industria?
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