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Telepatía

SEGUNDO BRU Ya dice el Eclesiastés que el número de necios es infinito. Supongo que para el gobierno de Zaplana y para su apoyo mediático de la ciudad de Valencia nosotros, los valencianos, debemos ser una parte consustancial de este ingente colectivo de tontos, que no de otra forma puede explicarse que el sedicioso diario local de la ciudad de Valencia se empeñe en presentar el reciente pacto lingüístico, que podría cerrar el artifical conflicto abierto por la derecha valenciana en busca de la tajada política que pensaban obtener enfrentado al valenciano con el catalán, como un acuerdo en contra de la unidad de la lengua hablada aquí, en Cataluña y en las Baleares, al tiempo que el consejero de Educación del presidente Zaplana, que intenta vender el pacto como uno de sus escasos logros, decide retirar el nombre del anciano y prestigioso escritor Enric Valor, galardonado con una de nuestras más altas distinciones, el Premi de les Lletres Valencianes, con el Premi d"Honor de les Lletres Catalanes, doctor honoris causa por la Universitat de València, por la Universitat de les Illes Balears y, en breve, por la Jaume I de Castellón, de la denominación del instituto de su localidad natal, Castalla, obedeciendo a las minoritarías presiones surgidas en su contra desde sectores de la caverna autóctona por su larga y decidida trayectoria en defensa de la unidad de la lengua catalana. Lo cual que evidencia un grado de estulticia, por no hablar de pura y simple barbarie en el más genuino estilo franquista, impropio de cualquier gobernante actual, cuanto más del responsable del departamento de Educación de un sedicente gobierno centrado, pactista y tolerante como gusta imaginarlo y proclamarlo en sus declaraciones Zaplana, al tiempo que censura libros y denominaciones, otorga o retira ayudas y subvenciones arbitrariamente o discrimina de forma descarada a cuantos medios de comunicación no estén en su onda. Uno de esos medios de comunicación que también sufren persecución por causa de la justicia (informativa en este caso), el diario Levante, publicaba el viernes la crónica sobre el tinglado descubierto en la Expo lisboeta no en las páginas de internacional, como aparente y lógicamente correspondería, sino en las de la Comunidad. El intrigado lector que buscase alguna relación entre el evento atlántico y nuestra mediterránea tierra no encontraría otra que el nombre de Santiago Calatrava, autor del proyecto de la estación de Oriente en Lisboa, al cual ni siquiera se menciona en su condición de valenciano nativo. No parece suficiente vínculo para justificar la ubicación de la noticia. Así pues, ¿nos encontramos ante un simple lapsus de composición en el periódico o en qué estaría pensando quien dispuso la insólita inserción? Ni lo sé ni quiero retorcer al límite el razonamiento, pero resulta que yo también, cuando empecé a leer sobre el escándalo portugués y todo su entramado, con información privilegiada para actuaciones en el entorno de la Expo, embrollos inmobiliarios y trato de favor a familiares, me acordé súbitamente de la Tierra Mítica de Zaplana, de su cuñado designado digitalmente como jefe de compras de la misma, de que la mayor parte del capital privado que participa en ella pertenece a empresas vinculadas a la Generalitat por elevados volúmenes de contratación y de unos cuantos empresarios alicantinos casualmente poseedores de grandes extensiones de terreno en los aledaños del futuro parque de atracciones que se construye junto a Benidorm. ¿Cree usted en la telepatía?

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