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Entrevista:

"La violencia produce demasiados réditos electorales al PP como para que se anime a hablar con ETA"

Pregunta. ¿Es imposible que EA vuelva a formar parte del próximo Gobierno vasco junto a los socialistas? Respuesta. Son las afirmaciones del propio PSE las que le están comprometiendo gravemente ante la eventualidad de formar un nuevo Gobierno de coalición por asegurar que no lo hará si el nacionalismo no cambia sus posiciones doctrinales y acata la Constitución. El PSE empezó llevando con los nacionalistas las pancartas por la autodeterminación en la época de la transición; firmó un compromiso autonómico con los nacionalistas para defender la integridad territorial de Euskal Herria y hacía ondear en su sede la ikurriña. Son ellos los que han ido cambiando en todo y después de doce años de colaboración han dicho que no irán al nuevo Gobierno si los nacionalistas no hacen cosas que saben perfectamente que no van a hacer. P. ¿Con qué fórmulas de gobierno trabaja EA si los socialistas se han autodescartado, según usted? R. No descarto un gobierno entre nacionalistas. P. ¿Ha perdido el miedo EA a formar Gobierno en solitario con el PNV? R. Los hechos han puesto de manifiesto que la pretensión del PNV de absorber a EA ha sido abandonada en la práctica. Cuando el PNV ha formado gobiernos de coalición con EA en todas las instituciones, ha hecho algo más que un reconocimiento formal de la consistencia de nuestro proyecto. Ha admitido que cubrimos un espacio político que él no ocupa. Nuestra relación se ha ido haciendo cada día más normal. P. ¿Cree que un gobierno monocolor nacionalista es la mejor solución para superar la fractura entre nacionalistas y no nacionalistas que existe en la sociedad vasca? R. En esta cuestión se ha fabricado un tópico muy engañoso, como que determinadas fórmulas de gobierno son frentistas y excluyentes. Yo desmiento eso con una afirmación tajante y lógica: cuando los nacionalistas proponen una respuesta determinada a los desafíos de nuestra sociedad, lo hacen para todos los vascos desde la convicción de que debemos servir a todos. En eso consiste la universalidad de un proyecto o de un Gobierno, cuyo único requisito es contar con un respaldo democrático. De manera que el recurso a la exigencia de una mayoría especialmente cualificada en Euskadi, cuando en Madrid se puede gobernar casi en minoría, es una pretensión interesada de quienes reclaman estar presentes en las instituciones bajo cualquier circunstancia. P. ¿Es posible la presencia de EA en un Gobierno donde también esté el PP? R. Si algo ha acreditado EA a lo largo de su historia es que no hace gobiernos a cualquier precio. Tal y como hoy están las cosas, con posturas tan contradictorias en muchos aspectos, no concibo esa posibilidad. Pero es que el PSE también va a tener que dar un giro copernicano en sus postulados. Va a ser muy problemático conformar un Gobierno en mayoría, así que habrá que pensar en otras fórmulas. ¿Un alianza entre PSE y PP? Hay demasiadas incompatibilidades. El gran cambio político se producirá cuando los votos que hoy administra HB dejen de ser inoperantes. P. ¿Y ve factible eso a corto o medio plazo? R. Cuando yo presidía el Gobierno vasco provisional, ETA p-m estaba en plena actividad y su brazo político, EE, estaba entrando en acción. A los pocos meses, EE era el abanderado de las vías pacíficas. No digo que la transformación de HB sea probable; lo que digo es que no hay que descartar que en el corto y medio plazo haya cambios fundamentales en este país. Diálogo con HB P. ¿Su partido mantiene abierta una línea de comunicación fluida con Herri Batasuna? R. Siempre hemos sido partidarios del diálogo, incluso cuando no estaba de moda en otros partidos. Con la incomunicación está garantizado que nunca se moverá nada. No tenemos que proclamar si hablamos o no hablamos con HB; cualquier persona inteligente puede sacar sus deducciones. P. Pero mientras desde la actual dirección de HB se habla de diálogo, ETA sigue matando y la violencia callejera no disminuye. R. Yo siempre recurro al viejo aforismo evangélico de "por sus hechos les conoceréis". En ese sentido, estamos en una actitud expectante. Es bueno que exista una comunicación para constatar si realmente se da un giro o hay posibilidades de que haya un cambio en la estrategia de HB y del MLNV. Tratamos de que esa comunicación sea discreta, pero insisto, será el tiempo el que acredite el cambio. La convivencia en Euskadi experimentaría un cambio tan trascendental que nuestra sociedad se merece el intento. P. ¿La salida del Gobierno del PSE supone un alineamiento con las tesis de dureza del Partido Popular? R. El gran filón que han encontrado, tanto el PP como el PSE, es rivalizar en su dureza al referirse al conflicto violento y en acreditar quién fustiga con mayor severidad al nacionalismo en general. Es evidente que ambos partidos tienen un discurso monotemático referido a estas materias. Esto me hace sospechar que la actual situación, con ser dolorosa, produce demasiados réditos políticos y electorales y nos hace dudar de que no influya negativamente esta tentación a lograr réditos en la falta de decisión y coraje para buscar una salida a la violencia y encontrar la paz por la vía del diálogo. P. Hace unos meses desveló que el Gobierno del PP estaba sondeando a ETA a través de vías indirectas. ¿Puede afirmar que esos intentos siguen? R. El PP ha elegido la vía de la dureza para no descartar un diálogo final en condiciones de extenuación de su interlocutor. Ésa es una perspectiva muy problemática porque se alienta la nefasta espiral acción-represión-acción. En su día, yo dije que me constaba que sí había contactos entre el Gobierno y ETA y después, algunas casualidades demostraron que tenía razón. Otra cosa es que en este momento las haya. Sólo el tiempo lo dirá. P. Populares y PSE han retado a los nacionalistas a que dejen su ambigüedad en la campaña electoral y digan cuáles son sus objetivos últimos. R. En el artículo 1 de los estatutos de EA se reivindica el derecho de autodeterminación del pueblo vasco. No tenemos que repetirlo a todas horas. Pero sí creo que es bueno para todos que haya un gran claridad en las auténticas reivindicaciones de cada cual. Es necio no hacerlo así. Es posible que la tentación del PNV de administrar votos que no son de estricta adscripción ideológica, como los del PP, haga que se vuelva más pragmático.

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