Los Vaikuntha de Chiclana
La segunda velada veraniega frente a Canal Sur no fue tan aciaga como la precedente en que nos atizaron con aquél vademécum cómico sobre la invención de la fregona del programa Ni contigo ni sintigo. El televidente aceptó el viernes escuchar al grupo de meritorios que se batía en la cuarta semifinal del Festival Andalucía -que de este modo se denomina la función-, en la que por sorpresa y en el último segundo la muchedumbre de imitadores y émulos de Rocío Jurado, El Fary e Isabel Pantoja fue derrotada por un dúo de nombre exótico -Vaikuntha, de Chiclana, Cádiz- con una canción de denuncia social. Sin embargo, lo que impresionó al televidente fue la actuación fuera de concurso de un tipo chiquito con una guitarra enorme llamado Champin Box que según los presentadores, Carmen Borja y Enrique Miranda, arrastra el mérito de haber introducido en las listas de éxitos el himno del Japón. Ahora canta Mamá quiero ser Drag Queen, de la que recordamos por su audacia la siguiente cuarteta: "En el despacho muy serio/ me cabreo si alguien tarda./ En la disco pierdo el tiempo/ porque soy una petarda". La noche, en realidad, comenzó por deseo de los guionistas con un intercambio de piropos entre los presentadores y el maestro de música. Enrique Miranda lanzó un requiebro a Carmen Borja y ésta le respondió que tenía unas hechuras perfiladas "con escuadra, cartabón, tiralíneas y rotring". El efecto del piropo fue inmediato y Borja quedó tan confusa que explicó así la mecánica del concurso: "En las semifinales consumidas ya o concluidas, la flase clasificatoria exige por su parte que sólo pasará a la siguiente ronda el presentante que gane" la parte contratante de la segunda parte, completó el televidente que ya había visto esa película. Al fin fueron desfilando los siete concursantes. Al principio, aparecían unas imágenes lindas del pueblo de cada uno -el programa está apadrinado por la Federación de Municipios y Provincias- y luego los pretendientes, rodeados de familiares y amigos, que hacían un lapidario y somero panegírico. La mayoría escogió a su madre para este menester, otros a sus amigos -los encargados de colocar los rótulos de identificación ponían "amigo", "hijos", "amigo y compañero", "profesora de baile"- e incluso hubo uno, Pedro Osorio, de Guadix, que aprovechó con mucho juicio no sólo para promocionar a su hija mayor sino también para sacar en la pantalla, sobre un fondo abigarrado de jamones y chacinas, a "mi jefe y su señora". Después interpretó el pasodoble Antoñete. La votación fue emocionante: transcurrió a favor de las folclóricas pero en el suspiro final se decantó por los Vaikuntha de Chiclana y dejó mohínos a los seguidores de El Fary y la Jurado.
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