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BALONCESTO MUNDIAL DE ATENAS

"¡Todos los dementes nos hemos 'juntao'!"

Eclosión en la carrera de siete jugadores de la selección surgidos de Estudiantes

Robert Álvarez

El ADN de la selección tiene un nombre: Estudiantes. Hasta siete de los doce jugadores que defienden la camiseta española son de la cantera o han estado estrechamente vinculados al equipo del Ramiro de Maeztu, que precisamente este año ha cumplido su cincuentenario. Buena parte de sus carreras ha ido por caminos diferentes hasta confluir en una selección en la que nunca hubo un grupo tan grande con señas de identidad comunes, aunque hubo un tiempo en que estuvo copada por jugadores del Real Madrid y del Barcelona. La Demencia, nombre del conocido grupo de seguidores de Estudiantes, puede volver a entonar el cántico con el que recibió en 1992 a su equipo cuando logró la gesta de ganar la Copa del Rey en Granada: "¡Qué demasiao, qué demasiao, todos los dementes nos hemos juntao¡".El caso de Azofra es paradigmático. Su padre estudió también en el Ramiro de Maeztu, el colegio cuyo catedrático y jefe de estudios, Antonio Magariños, fundó Estudiantes en 1948. Azofra llegó al Ramiro con seis años y pronto se dio cuenta de que en el patio no habían porterías de fútbol sino canastas. Y en el baloncesto triunfó después de debutar en 1988 en el primer equipo de Estudiantes, de ganar aquella Copa y de convertirse en internacional absoluto en 1993. Acaba de prolongar su contrato por tres años más, después de que en 1995 volviera al redil tras dos años de estancia en el Caja San Fernando.

Las limitaciones económicas y organizativas de un club tan peculiar, en el que se mantienen valores sentimentales y de una concepción lúdica de este deporte difícilmente compatibles con el profesionalismo imperante, han provocado la emigración de muchos de sus más legendarios jugadores: Jesús Codina (Picadero) y Fernando Martín y Vicente Ramos (Real Madrid). Y en esa historia se inscribe Alberto Herreros. La estrella de la actual selección española, surgido del colegio Menesianos y tras un fugaz paso por el Canoe, debutó en edad juvenil con Estudiantes donde estuvo desde 1988 hasta 1996 cuando se acogió al decreto 1.006 para rescindir su contrato y fichar por el Real Madrid.

Orenga, el capitán de la selección, es un caso diferente a los de Azofra y Herreros pero coincidió durante muchos años con ellos en Estudiantes, que tuvo la vista de ficharlo cuando militaba en el Cajamadrid en Primera B. Orenga había surgido de la cantera del Real Madrid, que lo volvió a fichar en 1996 después de ocho fantásticas temporadas en Estudiantes. Acaba de fichar por el Unicaja. Esa generación con Orenga, de 32 años, Azofra y Herreros, de 30, la completó Alfonso Reyes, otro estudiantil que la próxima temporada regresa al club después de jugar en el Unicaja de Málaga y en el Racing París.

Luego continuaron llegando buenas noticias de la cantera de Estudiantes, en la que se forjaron De Miguel y Carlos Jiménez, fichado en 1994 con 18 años del colegio San Viator. A los dos, Jiménez con 22 años y De Miguel, con 24, les acaban de prolongar su contrato por dos temporadas más. Crecieron junto a Rodrigo de la Fuente con el que coincidieron en algunas de las selecciones juveniles y júnior que ganaron medallas de bronce en los Europeos de la categoría en 1994 y 1995 y de oro en los Juegos del Mediterráneo en 1997. Pero De la Fuente prefirió emigrar a Estados Unidos, donde jugó en el San Jacinto College y la universidad de Washington State, antes de que Joan Montes, viendo en él gran futuro, lo fichase pare el Barcelona. De la Fuente es, con Juan Manuel Iturriaga, el único jugador en la historia del baloncesto español que ha pasado por todas las categorías en la selección. Los cinco únicos que no tienen el sello de Estudiantes son Paraíso, Dueñas, Nacho Rodríguez, Rodilla y Angulo.

El gran secreto de Estudiantes es haber sobrevivido en la élite del baloncesto español -sólo ha ganado dos Copas pero siempre ha estado entre los mejores y llegó a ser subcampeón en 1981 con Vicente Gil, Del Corral, López Rodríguez, Gibson y Fernando Martín y semifinalista de la Euroliga en 1992 con Pinone- sin dejar de producir talentos y sin perder sus señas de identidad. Tiene ese club un espíritu de rebeldía innato -se expresa en su antimadridismo- y un talante especial que imbuye en todos sus jugadores: son chicos que, además de caer bien, saben jugar, disfrutar y hacer disfrutar de este deporte.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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