España renace en la agonía

La selección española renació ayer. Su victoria, pero sobre todo la forma en que la consiguió, cuando estaba a punto de agonizar, puede cambiar la atonía y falta de convicción con la que ha venido disputando el torneo hasta que prácticamente quedaban tres minutos para el final del encuentro de ayer ante Australia. En la victoria, el primer día ante Nigeria, y tanto en los momentos en que fue ayer algún tanto arriba como en los que fue por abajo, era un equipo carente de espíritu, sin rostro, sin carácter, sin alegría. Necesitaba más que nunca de un revulsivo y, ¡qué paradoja!, lo encontró cuando ya recibía la extramaunción. Fueron casi 37 minutos de tira y afloja, de apretar los dientes tanto para evitar grandes desventajas (28-32 y 62-67) como para abrir brecha (34-32 y 60-57). Y entonces, cuando Australia dio el tirón que parecía definitivo, 66-73 a tres minutos y siete segundos para el final, se acabaron las medias tintas. Fue una reacción a la desesperada que por fin hizo aflorar el desparpajo y la determinación que, marcador al margen, se había echado de menos en el grupo de Lolo Sainz.En ese sprint final, De la Fuente dejó de fallar tiros fáciles, la defensa robó dos balones vitales -tan vitales como el par de canstas de Herreros-, De Miguel y Reyes no perdonaron bajo los aros en jugadas agónicas, la segunda de ellas al borde del final de posesión del balón. Donde antes hubo dudas e indolencia surgió determinación y rabia. Aún hubo tiempo para acabar de poner a prueba la taquicardia de los que vieran el partido. Heal, el base australiano, anotó una canasta y un tiro adicional, De la Fuente falló dos tiros libres más y Heal dispuso de un balón para la victoria. Fue el final feliz, el que necesitaba la selección, para olvidar fantasmas y salir de esa indefinible forma de actuar, entre burocrática y acomplejada, triste en definitiva, con la que había irrumpido en este Mundial y que heredaba de las anteriores grandes citas. España evidenció tantos errores como aciertos pero arrastraba con resignación los primeros y no se valía de los segundos para mejorar ese estado anímico propenso a la depresión. El mal porcentaje en sus lanzamientos, en todos ellos inferior a Australia en el descanso, los compensó con la impagable labor bajo los aros de Orenga y De Miguel, éste último en la que fue probablemente su mejor actuación. Una victoria importante, pero una forma de conseguirla, que marca el camino que no encontraba la selección desde hacía mucho tiempo, años.

Otros resultados. Grupo A: Canadá, 70; Senegal, 57. Italia, 56; Grecia, 64. Grupo B: Yugoslavia, 82; Rusia, 74. Puerto Rico, 78; Japón, 57. Grupo C: Brasil, 76; Corea, 73. Lituania, 84; Estados Unidos, 82. Grupo D: Argentina, 68; Nigeria, 51.