González pide que "la cacería" abierta contra los socialistas se dirija sólo a él
El ex presidente del Gobierno Felipe González insistió ayer, en medio de la fuerte polémica desatada por la filtración del fallo del Tribunal Supremo contra José Barrionuevo y Rafael Vera, en que el caso Marey deriva de una "operación antigua" lanzada contra él cuando estaba en La Moncloa. González pidió a sus enemigos que centren en él "la cacería" abierta contra los socialistas y "dejen tranquila a la gente que estaba en la línea de tiro". Las declaraciones de González coincidieron con el desfile de cuatro de los jueces del caso Marey ante un magistrado instructor del Supremo para prestar declaración sobre la filtración del fallo.
El dirigente socialista afirmó que asumía plenamente todas las responsabilidades políticas, pero en la dirección contraria de la que "el sindicato del crimen y sus aledaños" pretenden que siga. González expresó su sorpresa por las declaraciones del nuevo portavoz del Gobierno, Josep Piqué, coincidentes con un editorial de El Mundo, "el periódico oficial del Gobierno", publicado el viernes pasado sobre una sentencia que aún no existe. Ambos casos los calificó el ex presidente de hechos "de extrema gravedad" desde la perspectiva del respeto a un Estado de derecho. González reafirmó la inocencia de Barrionuevo y Vera, y al pedir que "la cacería" la concentren contra él argumentó la razón: "Yo tengo realmente paciencia y tenacidad para seguir luchando, como toda mi vida, por el restablecimiento de unas reglas de juego limpias". Los socialistas creen que la persecución de González no ha hecho más que empezar. La cúpula del PSOE está recibiendo presiones de distintas federaciones socialistas para que, una vez dictada sentencia por el Supremo sobre el caso Marey, sea convocado el Comité Federal, máximo órgano de representación entre congresos, por considerar que la situación es de extrema gravedad, ya que consideran que el Partido Popular busca de nuevo el aniquilamiento político de González y "la criminalización" de los 13 años de gobierno socialista. El presidente de la Sala de lo Contencioso-administrativo del Supremo, Ángel Rodríguez, empezó ayer a tomar declaración a los jueces del caso Marey para determinar de dónde partió la filtración del fallo. Fueron interrogados los magistrados José Jiménez Villarejo, presidente de la Sala Segunda, Enrique Bacigalupo, José Manuel Martínez-Pereda y José Antonio Marañón Chávarri. Los otros siete magistrados de la Sala lo harán mañana. La investigación ha provocado indignación entre los jueces de la Sala Segunda.
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