El Gobierno británico presenta un ambicioso plan de gasto social
Gordon Brown, ministro de Economía del Reino Unido, presentó ayer ante el Parlamento británico un ambicioso plan de gasto público para los próximos tres años en el que la educación y la sanidad recibirán un presupuesto extra de 10 billones de pesetas, un 0,5% del PIB de 1997. El objetivo es mejorar los servicios sociales y las infraestructuras. El transporte será el tercer campo más beneficiado, con 625.000 millones de pesetas.
Algo más de 30 minutos necesitó ayer Gordon Brown, ministro británico de Economía, para recordarle al electorado que las promesas del laborismo son una realidad cada vez más visible. Con la diligencia que le caracteriza, el canciller de hierro presentó ante la Cámara de los Comunes los pormenores del gasto público previsto para los tres próximos años.Sanidad y educación, las dos columnas que sostienen al actual Gobierno en el poder, recibirán juntas 40.000 millones de libras (10 billones de pesetas), cifra equivalente al 0,5% del PIB británico de 1997, destinadas a la mejora de servicios e infraestructuras. A los transportes irán a parar otros 2.500 millones de libras (625.000 millones de pesetas), necesarios para cambiar la faz de un servicio que oscila entre lo ultramoderno y lo obsoleto. Aunque Brown no fue muy específico, adelantó que el dinero para este gasto extra saldrá de la reducción del presupuesto de defensa y de otros sectores.
Pero que nadie se engañe. Dichas inversiones sólo llegarán a su destino a cambio de la profunda modernización que animan. O lo que es igual, el pacto social llevado a sus últimas consecuencias. Aunque Gordon Brown sonríe poco, durante la presentación de los presupuestos está siempre muy satisfecho. Con el tono algo épico que empieza a serle propio, aseguró ayer que estas nuevas cifras constituyen "el mayor esfuerzo inversor abordado en la historia británica".
10 billones extras
Educación recibirá 19.000 millones de libras (4,75 billones de pesetas) hasta el año 2001. Los edificios escolares, sus profesores y el número de alumnos por clase serán los primeros beneficiarios. Al servicio sanitario, que está celebrando su cincuentenario, le llegarán otros 21.000 millones más de libras (5,25 billones de pesetas). La reducción de listas de espera, talón de Aquiles del servicio mismo, es el principal problema a atacar. La construcción de nuevos hospitales y la formación y contratación de más médicos seguirán después."Esto es lo que llamamos educación, educación y educación", dijo Brown puesto en pie mientras el líder laborista, Tony Blair, sentado a su izquierda, sonreía sin poder evitarlo. "La sanidad pública es la compasión en marcha. Es un servicio y un sistema que no debe depender de la caridad ni de las donaciones privadas", remachó el canciller cuando sus correligionarios asentían con estruendo y la oposición conservadora escuchaba atenta.
Las cifras de ayer son el fruto de más de 50 entrevistas entre el propio Brown y Blair. Los dos políticos lo presentan como la decisión más importante tomada por su Gobierno desde la victoria electoral. De ahí que los ministerios agraciados tengan que ganarse las abultadas sumas que les corresponden. "A cambio de la inyección financiera deberán mejorar los servicios sanitarios y educativos del país", repetía Brown.
Los 625.000 millones de pesetas destinados al transporte servirán para apoyar la colaboración entre el sector público y el privado. Un arreglo inconcebible en otro tiempo para un Gobierno laborista que el new labour de Blair ha hecho digerible. Los pensionistas tampoco fueron olvidados. Los nuevos gastos públicos les devuelven servicios tan necesarios como la revisión ocular gratuita a partir del próximo 1 de abril. Brown prometió también adjudicarles un salario mínimo y ayudas para pagar el gas y la calefacción.
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