Una lista en sobre lacrado

En la última semana se han escuchado palabras muy gruesas entre los dirigentes del Partido Popular gallego. Seguidores del ministro Romay y de Xosé Cuiña se han acusado de ocultar supuestos intereses urbanísticos, de promover prácticas caciquiles, de incurrir con sus discursos en territorios peligrosamente cercanos al nacionalismo... El presidente del PP de Lugo, Francisco Cacharro, hasta se atrevió a reprochar la pertenencia al Opus Dei del diputado autonómico Gerardo Conde Roa, el más mordaz de los portavoces del grupo del titular de Sanidad.Lo curioso es que todos habían participado de la exhibición de unanimidad a la búlgara que cerró el congreso del pasado día 19 de junio. Romay y sus fieles también dieron su respaldo a un reparto de funciones que ahora, sin embargo, denuestan con aspereza. Los seguidores del ministro de Sanidad se excusan diciendo que fueron burlados por un exceso de confianza. Lo cierto es que, al margen de la presencia siempre intimidatoria del presidente, Manuel Fraga, los compromisarios apenas tuvieron tiempo de meditar su voto.

La lista de la nueva ejecutiva del PP gallego, a la medida de Cuiña, se presentó en un sobre lacrado, que fue abierto a última hora y leído ante el público en una ceremonia que recordaba inevitablemente al momento en que se desvelan los ganadores de los Oscars de Hollywood. De inmediato se pasó a la votación, y todos los presentes alzaron la cartulina del sí como un solo hombre.

Cuando los elegidos fueron invitados a subir al escenario, muchos descubrieron el verdadero alcance de lo que acababan de aprobar: a los ministros Rajoy y Romay se les invitó a sentarse en la esquina de la última fila del graderío. Poco después, ambos abandonaban el recinto sin hablar con los periodistas que les esperaban.