Schumacher, en un confuso final
El alemán ganó y renovó con Ferrari por 6.500 millones anuales
La lluvia, las mil y una peripecias, el coche de seguridad, los errores de conducción, una penalización en última instancia y el triunfo de Michael Schumacher (Ferrari). El Gran Premio de Inglaterra, novena prueba puntuable para el Mundial de fórmula 1, tuvo un desarrollo tan rocambolesco como su desenlace. En esas condiciones, la clase y la pericia de Schumacher adquieren, si cabe, una mayor preponderancia. Fue su cuarto triunfo en lo que va de temporada, el tercero consecutivo. Después de un inicio de temporada poco prometedor, Schumacher ya le pisa los talones al finlandés Mika Hakkinen (McLaren Mercedes), que, con su segundo puesto en Silverstone, logró mantener el liderato en la clasificación general. Tan sólo dos puntos les separan después de la sorprendente carrera de ayer. El otro piloto de McLaren, el británico David Coulthard, bajo el diluvio, se salió del trazado en la vuelta 37 y tuvo que abandonar. Ahora es tercero en la general, pero cada vez más lejos del liderato: acumula 14 puntos de desventaja respecto a Schumacher y 16 con referencia a Hakkinen.Los dos McLaren habían dominado el inicio de la carrera hasta la salida de pista de Coulthard al tratar de doblar a uno de los coches retrasados. La aparición del coche de seguridad en la vuelta número 44 de las 60 que se debían recorrer le permitió a Schumacher acercarse a Hakkinen. Hasta entonces, y pese a que se salió sin consecuencias del trazado en la vuelta número 42, el piloto finlandés había dominado la prueba con una ventaja confortable de hasta 42 segundos respecto al Ferrari de Schumi. Arreció la lluvia, irrumpió en la pista el coche de seguridad, se lentificó el trepidante ritmo de Hakkinen y Schumacher se puso a rebufo. Era el estado de cosas con el que el alemán no podía ni siquiera haber soñado sólo unas vueltas antes. Pero se llegó a la coyuntura y el piloto de Ferrari no la desaprovechó. Presionó a Hakkinen, lo extenuó, propició un error y acabó ofreciendo un recital. El McLaren de Hakkinen, que apenas circulaba un segundo por delante de Schumacher, volvió a hacer un trompo y tuvo que dejar el primer puesto al alemán.
Pero Silverstone todavía no había agotado el cupo de sorpresas. Schumacher había efectuado un adelantamiento indebido, cuando estaban levantadas las banderas amarillas que lo impiden, y los comisarios lo penalizaron con 10 segundos. Schumacher respetó la sanción en la última vuelta. Ante la sorpresa y el desconcierto inicial, el Ferrari se fue a los talleres antes de cruzar la meta. La confusión fue general, pero ni siquiera así se le escapó el triunfo a Schumacher.
En tercera posición se clasificó el irlandés Eddie Irvine, que de esta forma completó el éxito de Ferrari, mientras que la cuarta y la quinta plaza fueron para los pilotos de Benetton, el austriaco Alexander Wurz y el italiano Giancarlo Fisichella.
El alemán Ralf Schumacher, con su sexto puesto, dio su primer punto a la escudería Jordan Honda, después de haber partido desde la última fila de la formación de salida por decisión de los comisarios técnicos, que el sábado habían encontrado irregularidades en su coche. McLaren presentó una reclamación a la conclusión de la carrera, pero los comisarios la rechazaron
Ayer, según fuentes próximas a la escudería italiana, se supo que Schumacher ha llegado a un acuerdo para renovar su contrato con Ferrari hasta el año 2001 con una opción para hacerlo hasta el 2002 y por el que cobrará 41 millones de dólares anuales, unos 6.500 millones de pesetas. Schumacher, de 29 años, se convertiría en el deportista mejor pagado del mundo si el jugador de baloncesto Michael Jordan, del Chicago Bulls, decidiera finalmente retirarse.
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