Tribunal Penal Internacional

Permítanme que informe sobre el estado de las negociaciones de la conferencia diplomática para el establecimiento del Tribunal Penal Internacional permanente (TPI), que está teniendo lugar en Roma actualmente. Entramos en la cuarta semana de la conferencia. No hay nada claro; bueno, quizá algo sí: el obstruccionismo por parte de algunas delegaciones; la inflexibilidad por otras; las excesivas concesiones por las llamadas delegaciones afines, y, por último, el oscurantismo.Cuando nada se vota, sino que todo se lleva al consenso, es difícil saber quién está moviendo los hilos detrás del telón. Las organizaciones no gubernamentales allí presentes pensamos que las delegaciones están formando pequeños paquetes de temas diversos que permitan un trueque de concesiones. Sin embargo, las concesiones se pueden ver forzadas por la introducción, por algún Estado, de propuestas claramente inaceptables por extremas; se retrasa la toma de decisión, el consenso se hace más complicado y, obviamente, se baja el nivel de mínimo estándar al que se habían comprometido los Estados afines. Así, ya sabemos casi seguro que habrá reservas, algo en principio inaceptable si consideramos el tema que nos ocupa: los derechos humanos. La Corte no tendrá jurisdicción universal inherente, será necesario el consentimiento del Estado/s, y aún existen enormes presiones para que no sea automática, es decir, que se requiera el consentimiento de los Estados in

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teresados en cada caso, aun siendo estos Estados parte, separándose el momento de la aceptación de la jurisdicción y el de la aceptación del ejercicio de dicha jurisdicción. Parece que la pena de muerte queda excluida, pero no así la cadena perpetua. Si bien hay una propuesta favorable a las funciones ex officio del fiscal, hay presiones para que el fiscal se limite a iniciar una investigación atendiendo a las fuentes oficiales, bien de los Estados o del Consejo de Seguridad.

Es curioso el bajo perfil y la poca trascendencia a la opinión pública de esta conferencia, pues su contenido y alcance son realmente "revolucionarios" en las relaciones internacionales. Quizá ello esté permitiendo mayor libertad de acción a los delegados allí presentes, lo que no debe hacerles olvidar su enorme responsabilidad ante la comunidad internacional: nada menos que crear un organismo que acabe con la impunidad de los responsables de los crímenes contra la humanidad, y, por ende, disuada la comisión de futuros crímenes.- Representante del Movimiento por la Paz, el Desarrollo y la Libertad ante la conferencia diplomática.