México, futuro abierto

EL FUTURO político de México está completamente abierto. Así lo reflejan las elecciones en tres Estados de la república federal, nuevo paso en una larga temporada de comicios en la que los partidos quieren situarse con ventaja con vistas a las cruciales elecciones presidenciales del 2000. El PRI (Partido Revolucionario Institucional), que gobierna México desde hace casi setenta años, ha logrado por vez primera recuperar un Estado perdido, el de Chihuahua, y conservar el de Durango. A su vez, el PRD (Partido de la Revolución Democrática) de centro-izquierda, liderado por Cuauhtémoc Cárdenas, ha ganado su primer cargo de gobernador de un Estado (Zacatecas). El gran perdedor ha sido el PAN (Partido de Acción Nacional), de centro-derecha, que ha perdido Chihuahua tras salir derrotado en semanas anteriores en los Estados de Yucatán y Baja California.Con estas victorias locales, el PRI, que ha hecho unas campañas muy activas, ha conseguido al menos recuperar la moral abatida tras la pérdida de la mayoría en la Cámara de Diputados y la alcaldía de México en las elecciones de julio de 1997. Estos resultados apuntan a que el PAN quedaría como tercer contendiente en las elecciones presidenciales. Sin embargo, es pronto para sacar conclusiones definitivas. La victoria del PRD en Zacatecas no es sólo la de esta formación de centro-izquierda, sino la de un dirigente local, Ricardo Monreal, que se pasó a este partido porque el PRI, al que pertenecía, no quiso presentarle a estos comicios. Las personalidades y el arraigo local siguen siendo muy importantes en México.

Donde el PRD se juega las elecciones del 2000 es en México Distrito Federal, caramelo envenenado que Cárdenas ganó hace ahora un año y cuya alcaldía asumió en diciembre pasado. La capital tiene inmensos problemas que Cárdenas, el hijo del general que fue presidente de México hace seis décadas, no ha logrado encauzar en estos meses siquiera mínimamente. De hecho, desde la alcaldía de la capital sólo se controlan unos siete millones de habitantes en lo que es una megazona metropolitana en la que viven más de veinte millones. Además, los medios económicos necesarios para paliar, ya no para solucionar, los problemas de esta inmensa urbe están en manos del Gobierno, y no del Ayuntamiento. De momento, la gestión de Cárdenas no sólo no logra calar entre los habitantes de una ciudad que produce sobre todo noticias negativas, sino que predomina una opinión no demasiado favorable. Y sin embargo, Cuauhtémoc Cárdenas necesita mejorar su imagen para tener posibilidades con vistas al año 2000. Frente a otros comicios no tan lejanos, esta vez nadie -tampoco los perdedores- ha cuestionado la limpieza del escrutinio. La mejor noticia para México es que los analistas tengan que dedicarse a estudiar los resultados y escrutar sus consecuencias para la gobernación del país, en lugar de investigar denuncias de fraude. Esto quiere decir que el país camina hacia una democracia homologable, aunque eso significa no poder predecir quién será su próximo presidente.