Siempre la pelota
... Antes de que Italia jugara contra Francia, Bergomi se alzó sobre la cueva del líbero para decir que en un Mundial "importa ganar, no jugar bien". La declaración llevaba implícito el reconocimiento de lo mal que jugaba Italia y la promesa del triunfo como algo que compensaría esa travesura. Lo que acabo de escribir es una sospecha mía que no puedo demostrar. Lo que no es opinable es que Italia se volvió sin ganar; de lo otro ni hablar. Confronto esas declaraciones con las de Guus Hiddink: "Si defiendo y no juego al ataque en mi país me matan. La filosofía de Holanda es ésa". Produce una sensación hasta de descanso saber que hay países que son capaces de generar un acuerdo tan poderoso sobre el estilo, que imponen esa obligación por encima del resultado. Y produce una gran satisfacción que esa intención sea eficaz, además de estética. Después de quitarle la pelota a Argentina, Holanda tiene esta noche el desafío de quitársela a Brasil. No me digan que no es divertido. Como la pelota les imponga más que el resultado, si son Campeones del Mundo en lugar de darles la Copa yo les entregaría la pelota.... Lo curioso de todo esto es que Brasil sin la pelota es como Manolo el del bombo sin el bombo (ya me sale el fútbol por las orejas y hasta las metáforas las recojo en el estadio). En este sentido, el partido es un punto de inflexión porque Brasil es el histórico dueño de la pelota y juega bien hasta en los aeropuertos, pero Holanda es el nuevo dueño de la pelota y está a punto de quitarle el bombo, o como se diga. Cuando ustedes lean esto ya sabrán el final de la historia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.