Dos jóvenes, acusados de matar a otro con golpes de casco y patadas en una calle de Centro
Alberto Javier Morales Martín, de 24 años, perdió su vida ayer por una discusión que degeneró en una brutal agresión. A las dos de la madrugada, Alberto y un amigo suyo, Moisés Vicente F., de 21 años, fueron golpeados con cascos de moto en la cabeza y en la cara por otros dos jóvenes, según la policía. Ocurrió en la confluencia de la travesía de San Mateo y la calle de Pelayo (Centro).El ataque se originó tras un enfrentamiento verbal surgido, siempre según la versión policial, porque las víctimas patearon unas bolsas de basura frente al bar Diego, en la calle de Pelayo. Dos jóvenes, entre ellos el hijo del dueño del establecimiento, les recriminaron su actitud. Y, tras recibir una mala respuesta, les persiguieron y golpearon. Luego, los supuestos agresores, Miguel Ángel M. S. y José Antonio G. M., ambos de 21 años, se refugiaron en el bar. Allí fueron detenidos. Estaba apenas a 10 metros del lugar de la agresión.
Cuando los agentes llegaron, Morales yacía en el suelo. Sangraba por los oídos y por la boca. Su estado era muy grave. Fue atendido por el Samur y trasladado al hospital Clínico, donde falleció. El suceso ha calentado los ánimos en el barrio, donde viven familiares del fallecido y del herido.
Primer altercado
Javier Morales y su amigo Moisés Vicente acababan de finalizar su jornada laboral en el bar El Toledano, de la calle de Belén, perpendicular y próxima a la de Pelayo. Eran las dos de la madrugada y se pasaron por el bar Millenium para tomarse una copa. Eran amigos de los porteros de este local de copas, quienes solían cenar en El Toledano casi todas las noches. Al ver que el establecimiento estaba lleno de gente, decidieron irse a casa a dormir. De nuevo, cogieron la calle de Pelayo. Caminaban en dirección a la travesía de San Mateo, donde vive Moisés Vicente. Al pasar por delante del bar Diego, patearon una bolsa de basura y demás suciedad que había en el suelo, según la policía. Esta actitud les costó muy cara.Dos jóvenes les recriminaron su conducta desde la puerta del bar Diego. Uno de ellos, Miguel Ángel, era, supuestamente, el hijo del propietario del local. "Morales y Vicente les debieron de decir que se fueran a tomar por el culo. Acababan de salir de trabajar y no tenían ganas de nada", señaló ayer entre sollozos la prima del joven fallecido, Nuria Turre, de 21 años.
Los jóvenes del bar Diego salieron tras los otros dos. Les alcanzaron en la esquina con la travesía de San Mateo. "Allí les atacaron por detrás y se liaron a darles golpes con el casco de la moto", añadió Turre. El primero en recibir el impacto de un casco fue Moisés Vicente, que cayó inconsciente en el suelo. "Eso le salvó, porque los muy bestias se fueron a por el otro", señaló Pilar, la madre de Moisés, desde el portal de su vivienda. Moisés estaba en casa a mediodía de ayer, pero su madre no quería que nadie le visitara porque aún no sabía que su amigo había muerto por la paliza. "Tiene el brazo derecho escayolado y la cara destrozada por los golpes del casco. También le pegaron cuando estaba en el suelo", se lamentó Pilar.
El padre de Miguel Ángel M.S., uno de los supuestos agresores, declaró ayer en la puerta de la comisaría de la calle de Fomento que su hijo no pegó con casco al herido, sino que éste "se dio un golpe al caer en la pelea". Reconoció que su chico tiene moto y casco, pero aseguró que no lo llevaba en el momento del suceso. Su hijo estaba detenido en ese centro policial junto con el otro presunto agresor.
El supuesto homicida de Morales le pegó "con el casco por detrás, en el oído derecho", según Turre. "Mi primo se cayó al suelo y allí le empezaron a reventar a patadas y a cascazos", añadió. "Le reventaron por dentro. Nos dijeron [los médicos] que tenía los pulmones encharcados de sangre". Tras la pelea, Moisés Vicente, con la cara deforme y ensangrentada por los golpes, fue en busca de ayuda hacia un bar donde se encontraba su hermano Fernando, a quien rogó que pidiera ayuda. Cuando llegaron los sanitarios del Samur, Morales permanecía inconsciente en la calle, informa F. J. Barroso.
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