El sector empresarial exige al Gobierno que inicie el AVE Madrid-Valencia con presupuestos de 1998
La plana mayor del empresariado valenciano exigió ayer al unísono que el Gobierno presupueste y acometa antes de que acabe 1998 la construcción de un tren de alta velocidad que una Madrid y las capitales valencianas. Un proyecto "irrenunciable" que según sus cálculos situaría en el 2001, con tan sólo una inversión de 150.000 millones de pesetas, a Valencia a tan solo dos horas y media de la capital española. El proyecto defendido por los empresarios, basado en estudios de la Consejería de Obras Públicas, sería rentable ya el primer año y movería a nueve millones de viajeros anuales.
No hay tiempo que perder. Así por lo menos lo entienden Rafael Ferrando, presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV); Arturo Virosque, su homólogo en la Cámara de Comercio de Valencia; José Luis Montes Tallón, de la patronal autonómica Cierval; Juan Antonio Mompó, de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), y Rafael Benavent, presidente de Gres de Nules y del Consejo Social de la UJI. Y para resumir la opinión de todos, Federico Félix, presidente de la Fundación Pro AVE y dirigente de la Federación de Agroalimentación, dejó claro que el tren de alta velocidad -o de velocidad alta, puesto que los empresarios no quieren perder el tiempo en discusiones técnicas- es esencial para la economía valenciana: "No queremos, ni debemos, ni podemos renunciar a un proyecto vital". Pero además de vital es, según sus cálculos, viable, y así lo demostrarán en 15 o 20 días, cuando el catedrático de economía aplicada Juan Antonio Tomás Carpi entregue el estudio de viabilidad económica que le han encargado. Tan fácil lo ven que hasta son partidarios de apostar económicamente por el AVE, aunque no dijeron cuál es el esfuerzo que asumirán. "No queremos estar al margen del proyecto", manifestó Ferrando, "y estamos dispuestos a asumir la parte que nos corresponda". Dejó claro que, como empresarios, saben cómo no perder dinero: "No reivindicamos la utopía". La pelota está ahora en el alero del Gobierno. "El coste es fácilmente asumible por la administración", dijo Montes Tallón, que, taxativo, explicó que no se entendería que el Gobierno no iniciara ya la vía rápida en 1998 y con presupuestos de 1998. A su juicio, las cifras no son desorbitadas: 50.000 millones al año. "Si no se hiciese", añadió, "una vez más nos sentiríamos marginados. Y esta vez no lo consentiríamos". El Gobierno tampoco perderá. "No se trata de algo que costará dinero a los valencianos y españoles, pedimos algo rentable", explico Virosque, vicepresidente de la Fundación, "tenemos estudios de rentabilidad desde hace más de 10 años". A juicio de los empresarios, el AVE además de beneficiar a la Comunidad Valenciana tendrá unos efectos inmejorables para Madrid y Castilla-La Mancha. "Es un proyecto integrador", explicó el empresario de la porcelana José Lladró, que se adhirió al acto. Y es integrador, dijo, por que también mejorará las comunicacíones de Elche y una parte importante de Murcia. El presidente de la Feria de Valencia, Antonio Baixauli, que estaba de viaje, también se sumó vía fax al acto.
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