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Caída y gloria de dos ingleses

A Owen le llueven los contratos y Beckham los pierde

Isabel Ferrer

Hambriento de gloria deportiva, el Reino Unido ha escogido a un héroe deportivo, el jugador Michael Owen, y a un villano, su compañero David Beckham, hasta hace muy poco también idolatrado, para superar la derrota contra Argentina. El duelo colectivo, azuzado por la prensa sensacionalista y seguido con algo más de mesura por el resto, consiste en acusar al segundo de "petulante y vanidoso guaperas" capaz de hundir al equipo inglés en un arranque de ira. Beckham, que tiene 23 años, es además el novio de la spice girl Victoria Adams. La pareja era la envidia del país hasta que el joven le dio la ya famosa patada al futbolista argentino Simeone. Su expulsión del estadio, carrera, futuro así como la primera crisis adulta, están siendo diseccionadas en público mientras él vuela a Nueva York en busca de Victoria.El horizonte de Michael Owen está mucho más despejado. El gol que marcó contra Argentina, tras un pase del propio Beckham, le ha transformado en el cauce que el país necesitaba para desahogarse. A los 18 años, su aspecto aún inocente, el hecho de que viva con sus padres y cuatro hermanos y sea "un chico normal" ha transformado el modelo a seguir por millares de adolescentes británicos. Incluso los aficionados más adultos parecen haber arrumbado por fin a Paul Gascoigne, con sus noches de alcohol y violencia marital, en favor de un muchacho con futuro y un pasado sin tacha.

Al bueno de Owen le llueven además los contratos. Su representante, Tony Stephens, que también lo es de Beckham, ha reconocido que firmas de bebidas y cereales, casas de moda y automóviles le han ofrecido cheques en blanco para que promocione sus marcas. Los enteros de Beckham, el caído, han empezado a bajar vertiginosamente. Compañías como Adidas, con la que ha firmado un contrato hasta el año 2004 han reconocido que "no condonan sus actos" pero le apoyan porque es un jugador estupendo, aunque un representante de esta firma decía en The Times que podía clausurarse alguna campaña. "Los patrocinadores reflexionan sobre el futuro internacional de Beckham", dice un agente. Hasta el legendario Bobby Charlton, director del Manchester United le ha dado un buen tirón de orejas. "Le será muy difícil afrontar las consecuencias de lo ocurrido", ha dicho con su tacto habitual.

Para los seguidores menos iracundos queda el consuelo de pensar que aprenderá la lección. Su reconocido talento deportivo puede salvarle incluso de la humillación que todos esperan cuando comience la temporada.

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