Leones heroicos y academia de penaltis
Inglaterra era ayer un país con los ojos llorosos y el ceño fruncido. La traumática derrota frente a Argentina sumió a los ingleses en un estado de depresión nacional que el Gobierno de Tony Blair intentó rápidamente mitigar con loas a la selección. "Habéis enorgullecido a la patria", dijo Blair mientras los ingleses retornaban a casa. Blair habló de "una montaña de coraje y un terrón de suerte", pero la prensa sensacionalista, que hasta la noche del martes había cargado el ambiente con pronósticos triunfalistas fue bastante menos generosa. Más que los errores técnicos, unánimemente criticó la catastrófica actuación de David Beckham. "Diez leones heroicos y un muchacho estúpido", publicó a toda plana Mirror, reflejando ese cóctel de incredulidad, resignación y amargura de la hinchada por al comportamiento del jugador."Tan cruel", se lamentó por su parte The Sun. "Los leones lloran", agregó, y luego planteó una duda supersticiosa: "¿Nos libraremos alguna vez de la maldición de los tiros de penalti?". Por tercera vez en ocho años, los ingleses vieron el colapso de sus glorias futbolísticas en un duelo del último minuto. Para los millones de ingleses que siguieron el partido como manojos de nervios frente a sus televisores, esa pregunta resultaba un tanto académica. El estrepitoso final de la ilusión obligó a muchos hinchas "a llorar en sus vasos de cerveza", escribió el Sun. El escueto titular de su rival, el Express, describió el partido como "una agonía". Los ingleses han admitido la derrota con resignación. El interés en el fútbol ha caído en picado. Ahora, incluso los hooligans parecen condenados a pasar de moda.
"Una actitud petulante y dos penaltis fallidos sacan a Inglaterra de la Copa", fue el veredicto de The Guardian. Tony Banks, el pintoresco ministro de Deportes, propuso la creación de "una academia nacional de penaltis". No hizo mucha gracia. Su frase evocó recuerdos poco gratos de aquel pronóstico que casi le cuesta el puesto. A comienzos de año, Banks había enardecido a la hinchada con una despiadada crítica a la calidad futbolística inglesa. "Así nunca podremos ganar la copa", había dicho.
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