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Más democracia

Hace cuatro años, muy pocas cosas hacían pensar la posibilidad de que en el seno de un partido de la democracia española fuese posible, no ya la elección de un candidato por el voto directo de los militantes sino incluso por cualquier método de elección indirecta mediante delegados o compromisarios. El control de las cúpulas era tan férreo y los intereses de los "allegados a los barones" tan trascendente para su carrera política, que proponer que se cediera una parte de ese poder de decisión era poco menos que un sueño. Sin embargo, la transformación del PSOE está siendo de tal calibre, que en muy pocos años cualquier parecido del sistema de partidos con el pasado será mera coincidencia. Se acabaron los candidatos desmotivados, que simplemente estaban porque se lo habían dicho, los candidatos impuestos a la militancia por la voluntad de los poderosos, los candidatos colados de rondón por su condición de ilustres conocidos, etcétera. Ahora para ser candidato tienes que querer someterte a una campaña que requiere grandes esfuerzos, tienes que contar con apoyos en las bases y cuanto menos aparezca el "aparato" a tu alrededor mejor. Quien quiera ser candidato tiene que mojarse y convencer. Este sistema que el PSOE ensaya con cada vez más éxito, como se ha podido comprobar en el aire festivo que en las últimas semanas se ha vivido en sus sedes, hoy sólo se aplica en este partido y para los liderazgos, mañana se hará extensivo a todos los partidos y probablemente a casi todos los cargos electos, porque la fuerza de la democracia es imparable y a nadie se le puede convencer de que es mejor que decidan por él. Ello requerirá grandes transformaciones internas de los partidos, pero insuflará una cantidad de frescura y participación que los hará más acordes con lo que todos los ciudadanos desean: más democracia. Felicidades a todos los que habéis concurrido como candidatos, ganadores o perdedores, porque habéis contribuido a construir un nuevo peldaño de la democracia.

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